¿Qué diría si su oculista lo revisa a distancia usando inteligencia artificial?

Francisco Javier Gómez Ulla EN LÍNEA

OPINIÓN

María Pedreda

29 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos campos se escapan del influjo de la inteligencia artificial. Por ello me gustaría reflexionar sobre cómo estos tiempos de pandemia son en realidad una oportunidad para implementarla en el ámbito sanitario, concretamente en la oftalmología. Lo hago coincidiendo con el aniversario del fallecimiento del Dr. Li Wenliang como homenaje a un oftalmólogo que, con unas dotes sobresalientes de observación, fue el primero en advertir lo que estaba por venir.

La tragedia que supone la pérdida de vidas se entrelaza en esta «nueva realidad» con el estrés al que esta pandemia está sometiendo al sistema sanitario, dificultando dar respuesta a todas las enfermedades con la celeridad que necesitan. Es a esta otra realidad a la que me quiero referir. Aunque el covid-19 es la primera pandemia del siglo XXI, existen otras afecciones que por su prevalencia bien podríamos considerarlas como tal. Por ejemplo la diabetes mellitus, que afecta a 463 millones de personas en el mundo, o la DMAE, (Degeneración Macular Asociada a la Edad) que se estima que la padezcan 228 millones en el 2040. Esas son, junto al glaucoma, las causas de ceguera más importantes en el mundo occidental con tratamientos eficaces, si se diagnostican a tiempo. La mayoría de pacientes que acuden a los servicios de retina tiene diabetes con afectación ocular o DMAE, siendo población de riesgo si contraen el covid-19. Por eso debemos ser capaces de mantener la calidad del tratamiento y la seguridad, minimizando las visitas clínicas y maximizando el diagnóstico por imagen. ¿Cómo? Con telemedicina, inteligencia artificial y monitorización domiciliaria, respetando la humanización de la consulta y la interacción con los pacientes.

La telemedicina incorpora gran capacidad diagnóstica en enfermedades como la retinopatía diabética. Buen ejemplo de ello es el programa de detección por imagen Retisalud. Pero, ¿qué sucedería si todos los países la incorporaran? Que se generarían cerca de mil millones de imágenes sobre una prevalencia de diabetes de casi 500 millones de personas que habría que interpretar. Para resolverlo surge la inteligencia artificial, una tecnología que ya no nos es ajena gracias a Siri, Alexa, Netflix o Amazon Prime, más precisa que un médico y que nos ayudará a ser más exactos en los diagnósticos.

No podemos obviar tampoco el cambio que supone la vigilancia domiciliaria y el autocuidado. De hecho existen dispositivos móviles o app para tablets o smartphones como Alleye o MyVysionTrack que permiten la autoexploración domiciliaria ayudando a detectar problemas oculares. Quedémonos por tanto con el hecho de que aunque el covid-19 ha supuesto una amenaza sanitaria es una oportunidad que está ayudando a que comprendamos mejor la importancia de la telemedicina ligada a la inteligencia artificial, acelerando su uso. Debemos seguir avanzando, incorporando y adaptarnos a las nuevas tecnologías para que lo que hoy no es más que impulso e ilusión mañana sea una realidad para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.