Es un tipo de trastorno del desarrollo neurológico. Los trastornos del neurodesarrollo afectan a la población infantil y se manifiestan de manera muy diferente en cada persona, en función, entre otros factores, de la capacidad cognitiva, el contexto sociofamiliar y el sexo. Son más comunes en niños que en niñas y ocurren por igual en cualquier grupo cultural y social.
El síndrome de Asperger es un Trastorno del espectro del Autismo (TEA). Se define como un «continuo» en el que están alteradas, de manera cualitativa, una serie de capacidades; y en el que se da una muy diversa afectación de los síntomas clave, y de los síntomas asociados. Entre las personas con síndrome de Asperger hay una gran variabilidad individual, ya que existen diferentes maneras en las que los síntomas aparecen, y la gravedad de los mismos varía de unos casos a otros, teniendo en común la presencia de un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media.
Para poder hablar de la presencia de un TEA, los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo, aunque pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida.
Las características comunes que se manifiestan, en mayor o menor medida, en las personas con un diagnóstico de TEA, tienen que ver con las dificultades en las interacciones sociales recíprocas; todos tienen dificultades en la comunicación e interacción con los demás, pueden no ser capaces de iniciar y mantener una conversación, tener problemas para comprender la comunicación no verbal (los gestos, las expresiones faciales, los tonos de voz…), o no comprender el doble sentido de las frases, las bromas o las metáforas. Es frecuente que les cueste mirar a los ojos, que tengan dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales y que les cueste compartir juegos imaginativos o hacer amigos, incluso puede existir un desinterés manifiesto por las otras personas.
Otras de las características comunes se refiere a la presencia de intereses restringidos (muy concretos y específicos) de patrones de conducta repetitivos y estereotipados (aleteos, repetición de frases sin aparente sentido, alinear u ordenar objetos siempre del mismo modo manifestando datos de incomodidad cuando se altera ese orden o de angustia frente a cambios pequeños) y es frecuente que se muestren excesivamente sensibles o no respondan de manera ajustada a algunos estímulos del ambiente (hiper o hiporeactividad), como por ejemplo a los ruidos, los olores, las luces o las texturas.