Vistos por los demás

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

E. Parra. POOL

07 mar 2021 . Actualizado a las 21:54 h.

Si caemos en la tentación de leer algunas antologías de frases sobre España, pronunciadas o escritas por nacionales o extranjeros de todos los tiempos, no podremos evitar enorgullecernos de nuestro pasado, aunque quizá nos cueste reconocernos en nuestro presente, sobre todo en el político de hoy, plagado de argucias y trapacerías.

Tito Livio alababa nuestro genio y nuestra austera sobriedad, Isidoro de Sevilla nos titulaba «la porción más ilustre del globo», Alfonso X El Sabio aseguraba que no había lengua ni ingenio que pudiese contar nuestro bien. Fernando El Católico afirmaba que se podían hacer grandes cosas con nuestra nación si sabíamos mantenerla unida y en orden. El rey Francisco I de Francia dijo que «España sola pare los hombres armados». Y el también francés Philippe de Mornay sostenía que «la ambición de los españoles, que les hizo acumular tantas tierras y mares, les hace creer que nada les es inaccesible».

Cabría plantearse entonces: ¿vale la pena seguir con esta colecta cibernética?

La contestación a esta pregunta sea «quizá sí», porque en estos momentos andamos flojos de memoria y sobrados de cegueras e inquinas. Tal vez sea porque, como dijo el duque de Wellington, «España es el único país del mundo donde dos y dos suman cuatro». Y donde Napoleón tuvo que admitir, tras hacernos la guerra, que «todos los españoles se comportaron como un solo hombre de honor. Enfoqué mal el asunto ese, la inmoralidad debió resultar demasiado patente, la injusticia demasiado cínica y todo ello harto malo, porque he sucumbido».

Para ir concluyendo estas líneas, no puedo resistir la tentación de recoger una cita paradójica atribuida a Otto von Bismark: «España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido». (Aún ahora parece que seguimos en ello). Y otra reflexión, esta vez de Karl Marx, sobre lo nuestro: «Acaso ningún otro país, excepto Turquía, es tan poco conocido y tan mal juzgado por el resto de Europa como lo es España».

No sé si este ejercicio de opiniones sobre lo nuestro está aún en vigor, quizá no lo estuvo nunca, pero sí que nos ofrece un espejo en el que mirarnos. Un espejo quizá valleinclanesco sobre una realidad hoy, literalmente, esperpéntica, que quizá es como ya empiezan a vernos en Europa.