Sobre curvas y rectas

Doktor Pseudonimus

OPINIÓN

13 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En la dilatada y variopinta obra de Ortega apenas hay referencias a Galicia. En su Notas de andar y ver puede leerse un párrafo significativo. Lo titula «geometría de la meseta» y dice: cabe una geometría sentimental para uso de leoneses y castellanos. En ella la vertical es el chopo y la horizontal es el galgo. ¿Y la oblicua? En la cima tajada de un otero la oblicua es nuestro eterno labrador inclinándose sobre la gleba. Y alguien le pregunta: ¿y la curva? Con gesto de dignidad ofendida Ortega contesta: «¡Caballero, en Castilla no hay curvas!»

Un bello piropo para castellanos y quizás también para leoneses. Pero que en los oídos de un gallego suena como una insensatez. Porque la rectitud en la moral es una virtud pero en el paisaje, al menos, para la mirada de un gallego, representa monotonía y aburrimiento. En Galicia la recta es la excepción. Su cuerpo verde se extiende desde las montañas hasta la costa hundiéndose y levantándose una y otra vez en valles y montañas. Mil ríos serpentean su territorio buscando el mar. Donde las olas son curvas en constante movimiento. Si el caballero de Ortega preguntase a un gallego donde están las rectas este podría contestarle con la misma dignidad ofendida: ¡caballero, en Galicia no hay rectas! Pero nunca lo hará porque su cerebro ha interiorizado de tal modo el paisaje que ama y trabaja con matices. Quizás les diga que también eso es «a según». Y quizás algunos seres simples e ignorantes a toda esa sabiduría la denominarán «zorrería».

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