Seguid el dinero, o el SMS humeante de Rajoy

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

11 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Follow the money». Seguid el dinero. Aunque en realidad no la pronunció nunca, la frase que Garganta Profunda le susurra en la película Todos los hombres del presidente al periodista Bob Woodward cuando investigaba el caso Watergate forma ya parte del léxico sobre cualquier caso de corrupción. Y, sin embargo, quienes escribimos sobre escándalos políticos nos empeñamos muchas veces en no seguir esa máxima elemental. Lo que Mark Felt -agente del FBI que solo en el 2005 admitió ser Garganta Profunda- le decía al atribulado reportero del periódico The Washington Post es que, si pretendía encontrar la verdad y no dejarse enredar por mentiras y engaños políticos, la única fórmula infalible era seguir el rastro del dinero.

En el caso Gürtel, el caso Bárcenas, el caso de la caja B del PP o el caso Kitchen, que vienen a ser caras de la misma moneda, la clave está también en la pasta. Y ese es el hilo del que tirar si se quiere conocer la verdad. Aunque todo empezó con las grabaciones realizadas por José Luis Peñas, un insignificante concejal de Majadahonda (Madrid), el auténtico big bang político del caso fue el descubrimiento, el 16 de enero del 2013, de que el extesorero del PP tenía 22 millones de euros en Suiza, aunque luego se supo que el botín era de al menos cincuenta millones. Como para entonces Bárcenas llevaba ya 30 años trabajando en el partido cobrando una nómina que no daba para eso, todos en el PP, fueran o no sus cómplices, sabían que ese dinero era de procedencia ilegal.

A partir de ese momento, por tanto, solo cabían dos posiciones en el PP. O se estaba con Bárcenas o se estaba contra él. Y ahí es donde el partido empezó a naufragar. «Luis, lo entiendo, se fuerte». Siendo ya presidente del Gobierno, eso le escribió Mariano Rajoy al extesorero el 18 de enero del 2013, solo 48 horas después de que se conocieran sus cuentas millonarias en Suiza. Como mínimo, Rajoy apoyaba así a alguien de quien sabía que había delinquido. Y si, como sostiene el PP, Bárcenas robó ese dinero al partido, lo lógico es que Rajoy le hubiera pedido explicaciones sobre el origen de esos fondos -follow the money-, y no que fuera fuerte.

Ese mensaje SMS se hizo público el 14 de julio del 2013 con un irrefutable pantallazo. Ahí debió acabar la carrera de Rajoy, por más que luego ganara otras dos veces las elecciones. Dimisión por responsabilidad política, nueva dirección en Génova sin relación alguna con Bárcenas y nuevo jefe del Gobierno investido por el PP, que contaba con mayoría absoluta. Y, a partir de ahí, que actuara la Justicia. Esa habría sido la vía para poner a salvo al partido. Intentar sobrevivir a ese SMS demoledor solo sirvió para que todo el PP se enredara en un relato insostenible, que obligó a ir agrandando la bola con argumentos cambiantes y chapuzas políticas y policiales, y para que un delincuente como Bárcenas pueda seguir a día de hoy tratando de chantajear a Casado. Rajoy no está imputado ni acusado de nada por la Justicia. Pero hasta que el PP no entienda que una cosa es la responsabilidad penal y otra la política, el rastro del dinero de Bárcenas y de aquel humeante SMS llegarán hasta las puertas de Génova.