Almas llaneras

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

Prensa Miraflores | Efe

02 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada mañana voy surfeando la actualidad sobre una tostada con aceite y un café cargado, hasta que se me atraganta la tostada y se me enfría el café. Cada día tengo la impresión de que estamos regresando al siglo XIX, a veces al Paleolítico y otras directamente a El Planeta de los Simios -véase la reciente invasión del Capitolio, las algaradas negacionistas holandesas o los caspoanacrónicos discursos de los nacionalismos tribales-. Y claro, la desazón es de tal calibre que luego por la noche se me aparecen en duermevela las caras de sus protagonistas, como si fueran las de Velmez, en forma de avatar.

En el mosaico onírico de estos días se me aparece Oriol Junqueras cual Polifemo con barretina, predicando junto al diablillo Cuxart de Érase una vez el hombre el mantra decimonónico del «U tornarem a fé...». ¡Qué fatiga! Se me aparecen la barba sij y los ojos cenizos de Miguel Bosé alentando likes con su arenga sobre la falsedad del virus, de la vacuna, de las mascarillas y de él mismo. El deseo de aceptación social es consustancial al ser humano desde el Paleolítico y la comunidad de las redes sociales ha reforzado el sentimiento tribal del Pleistoceno medio.

Pero la más aterradora ha sido la del ínclito Nicolás Maduro anunciando urbi et orbi la gesta conseguida en la ribera de la Arauca bajo el nombre de Cartativir, remedio infalible contra el coronavirus: diez gotitas debajo de la lengua cada cuatro horas y virusillos a la mar. No sé si el Cartativir hermano de la espuma, de la garza y de la rosa será tan efectivo como el cerebrino Mandri, las pastillas del Dr. Andreu o el bálsamo de Fierabrás, pero lo aterrador es saber que millones de creyentes almas llaneras se lo tomarán de rodillas como otros se inyectaron Fairy al toque del séptimo de caballería trumpiano. Una pesadilla propia de El Ministerio del Tiempo.