Si se divierten y aprenden con lo que se publica en los medios de comunicación habrán tenido la oportunidad de leer o escuchar en estos últimos días algunas consideraciones sobre la minería, la energía eólica, la acuicultura, la industria forestal y los fondos europeos. Añadan a ello cierta actividad parlamentaria que analiza y evalúa, entre otras, las propuestas presentadas por el comité de expertos para concurrir a los fondos europeos para la reactivación.
Así, por una parte se asiste a la denegación por la Xunta de Galicia de autorizaciones para explotaciones mineras de oro y cobre. Por su parte, Portugal, bien próximo a Galicia, pone en marcha una minería del litio. Aquí en A Penouta se intenta de nuevo la explotación minera para la obtención de coltán. Sin olvidar el necesario tratamiento para paliar los efectos ambientales, conviene plantear qué políticas mineras es posible articular en Galicia. La negación es por sí misma insuficiente.
Por otra parte, en el desarrollo de la acuicultura hemos perdido posiciones y asistimos a su parálisis, derivado todo ello de interpretaciones cambiantes de la Ley de Costas de 1988 y sus modificaciones y de la inexistente organización espacial dependiente de la Xunta de Galicia.
En breve también encontraremos que no hay respuesta para los problemas derivados de la falta de regulación para la energía marina y la instalación de los parques eólicos marinos, que con el desarrollo de la tecnología para instalaciones flotantes permitiría explotar el gran potencial de la producción eólica que existe en España en aguas profundas.
Por otra parte se asiste a un cierre de instalaciones industriales, que se pueden concretar en las sucesivas Alcoas, o Gamesa-Siemens, o las distintas plantas de Ferroatlántica, a lo que se podría añadir las dificultades previsibles en una industria tractora como la automoción, por no hablar de la construcción naval pública y privada.
Frente a ello, la Xunta propone de momento 108 proyectos para optar a los fondos de recuperación de la UE y ha anunciado que, además de las actividades de la comisión de expertos y el análisis continuado del Foro Económico de Galicia o el Consello Económico e Social, acudirá a la Fundación COTEC, presidida hoy por la exministra del Gobierno Zapatero Cristina Garmendia, para diseñar alternativas industriales para Galicia.
Recientemente Ana Bradford, profesora de la Universidad de Columbia, publicó El efecto Bruselas. Cómo la UE gobierna el mundo, en el que afirma que las empresas internacionales adoptan la regulación europea porque es la más estricta y la que abre más mercados. Esta perspectiva de «la buena regulación» en determinados campos desregulados, por nuevos o por abandonados, podría ser útil al Gobierno de Galicia, quizá también al de España, para desarrollar una política industrial que permitiera competir en ese indeterminado y poco definido campo de juego de los fondos de la UE.