Triunfal Sánchez

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

19 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El empeoramiento de la calamidad vírica en España ha atraído sobre el presidente del Gobierno español unas demoledoras acusaciones de desacierto e irresponsabilidad. Así, el diario francés Le Monde vinculó el aumento de la pandemia en España a la torpeza del «triunfal Sánchez», quien, tras precipitarse a levantar el confinamiento, se habría lavado las manos y trasvasado la responsabilidad a los demás. 

Las críticas se extendieron por otros grandes medios de comunicación del mundo (The New York Times, The Guardian, Financial Times, CNN, Der Spiegel, La Repubblica, etcétera). Y, en general, todos coincidían en preguntarse cómo España había dado una respuesta tan equivocada al coronavirus, con un balance catastrófico y un drama desolador -muy difícil de olvidar- en las residencias de mayores.

Mientras esto sucedía, Sánchez nos informaba (antes de los telediarios y dentro de ellos) de los grandes progresos registrados. Porque el presidente estaba seguro de un éxito que todos anhelábamos… Aunque fuera de España nadie acababa de verlo. Así llegó el momento en que el propio Sánchez, temeroso de convertirse en «el rostro del fracaso y la irresponsabilidad», le cedió el paso al ministro Illa y sus expertos.

Desde entonces, Sánchez se ha centrado en otros asuntos de Estado que ya nos están conmoviendo. Así, ha conseguido que la atención se desvíe, al menos de momento, hacia proyectos como sus reformulaciones relativas al poder judicial y otras cuestiones ¿inaplazables? Con ello ha logrado cambiar de tema y crear nuevas tensiones políticas que nos distraen de las cifras adversas del coronavirus.

Es decir, todo menos estabilizarnos socialmente en este trance adverso en el que la familia española debería estar más unida que nunca. Porque tampoco hace falta ser un genio para comprender las inquietudes de Sánchez, con ciertos aliados tirando de la manta de la unidad de España y con otros añadiendo más tensiones.

Comprendo que Sánchez quiera presumir de gestión. Casi todos los políticos lo hacen. Pero no debería precipitarse con decisiones que puedan traer más mal que bien y enfrentar enconadamente a los españoles. Porque este sí que sería el mal camino.