Consumo: caída sin precedentes

Miguel Cardoso EN LÍNEA

OPINIÓN

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07 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La caída del gasto de los hogares no tiene precedentes. Según los datos del INE, durante el primer trimestre del año, el consumo privado cayó un 6,5 % en el conjunto de España frente a lo observado en el cuarto trimestre de 2019. Dado que hasta la primera quincena de marzo, la tendencia era de crecimiento moderado, esto implica que durante las dos últimas semanas del mes, el descenso en el consumo debió haber rondado entre un 40 y un 45 %. 

Una parte del ajuste se explica por las restricciones implementadas para evitar el contacto social. Por ejemplo, los datos de gasto en tarjeta de crédito de BBVA pasaron de aumentar entre un 5 y un 10 % en Galicia antes del estado de alarma a presentar una caída de casi el 60 % tras su aplicación. Sin embargo, esto esconde una elevada heterogeneidad entre sectores, derivada del distinto impacto que están teniendo las medidas de confinamiento. En particular, las familias prácticamente dejaron de gastar en bares y restaurantes, ocio, alojamiento, agencias de viaje, etcétera. Esta tendencia se ha visto parcialmente compensada por algunos cambios en los patrones de gasto. Uno de ellos es el aumento del consumo en casa. Por ejemplo, el gasto en alimentación se ha disparado en la comunidad gallega un 83 % a partir de la segunda quincena de marzo (frente a lo observado en las mismas semanas del año anterior). Otro es el efecto que ha tenido la crisis sobre el gasto en salud, que se ha resentido menos. Finalmente, la importancia del comercio electrónico se ha incrementado. 

El resto de la caída del consumo se debe al aumento de la incertidumbre y al deterioro en el ingreso y riqueza de las personas. A la destrucción de empleo, hay que añadir las dudas sobre su situación que puedan tener los ciudadanos incluidos en un ERTE. Aunque este mecanismo ayudará a preservar empleo, una parte de estos trabajadores eventualmente perderá su puesto en la empresa, ya que los ajustes en algunos sectores serán permanentes. En el caso de Galicia, la suma del número de personas afectadas por un ERTE y en el paro podría alcanzar alrededor de un 26 % de la población activa. Entre los bienes más castigados por esta mayor incertidumbre está el consumo duradero, y particularmente los automóviles. De caer un 11,9 % interanual en febrero, las matriculaciones de turismos en Galicia han pasado a disminuir un 96 % en abril, y un 62 % en mayo.

Hacia delante, la gradual flexibilización de las medidas de confinamiento debería mejorar la actividad económica. De hecho, con el cambio de la fase 0 a la fase 1, la reducción del gasto con tarjeta de crédito se moderó en 29 puntos porcentuales en Galicia, y con el avance en la desescalada, llegaron a verse incluso aumentos del gasto interanual superiores al 10 %, que con la «nueva normalidad» parecen haberse estabilizado. A partir de aquí, la clave estará en qué tan efectiva sea la estrategia de salida para limitar el contagio, al mismo tiempo que se recupera el PIB. Las políticas públicas deberán continuar concentradas en abordar la emergencia sanitaria y proveer de instrumentos de soporte a hogares y empresas para favorecer su tránsito hacia entornos más favorables.