Entre todos lo estamos logrando. Eso sí, con dedicación y sacrificio, pero estamos consiguiendo desandar el largo y tortuoso camino que veníamos haciendo. El comportamiento individual y colectivo y la busca de rentabilidad política están dando los frutos para que no avancemos como teníamos previsto hacia el final de la pesadilla que vivimos. El repunte de los casos de coronavirus en los últimos días, especialmente significativos en Euskadi y Cataluña; la decisión de varias comunidades de no querer avanzar en las fases y el rosario de nuevos brotes aquí y allá, nos sitúa ante un panorama con el que no contábamos. Y nos obliga a reflexionar si estamos en el camino acertado y si lo recorremos con la disciplina necesaria.
Desde niños nos enseñaron eso de que es mejor que te vistan despacio para acabar antes. Pero no aprendemos. Las urgencias de algunos presidentes autonómicos por superar las diferentes fases chocan con la realidad. Y quienes decían hace unos días ser víctimas de una persecución dejan ahora al descubierto la fragilidad y el riesgo que viven sus territorios.
Pero además, a ello se une nuestro comportamiento. Deplorable. Ya decía el francés Renard, hablando de la estupidez humana, que lo de humana sobra porque los únicos estúpidos somos los hombres. Lo destrozamos todo. Ayer con desplazamientos masivos hacia las costas. Hoy, uno empieza y no acaba nunca de contar los que circulan por las aceras despreciando la obligatoriedad de utilizar mascarilla y mantener la distancia obligatoria. Campan tranquilamente como si dispusiesen de un salvoconducto que les permite hacerlo, poniendo en riesgo la vida de los demás; aunque cierto es que haciendo suyo el comportamiento de estadios de fútbol, cafeterías y actos sociales. Lo de las multas de 100 euros parece más un anuncio de las rebajas de verano.
Aquel llamamiento inicial del Gobierno a la unidad, lo estamos cumpliendo ahora. Todos juntos. Pero no para salir el agujero. Vamos de la mano quienes tienen prisa y los que hacen lo que les viene en gana. Entre todos lo estamos logrando. Puede que lo andado nos pareciese demasiado sencillo y hayamos decidido complicarnos la vida. Pues lo vamos a lograr.