Reforzar las defensas

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

08 jun 2020 . Actualizado a las 08:52 h.

Tener anticuerpos, generados por haber padecido la enfermedad covid-19, es una barrera que se interpone entre el ataque del SARS-CoV-2 y cada persona. Su eficacia no está suficientemente demostrada todavía y, además, sería distinta para cada persona.

Nuestro sistema inmune tiene dos ramas básicas: la innata y la adaptativa. La innata es la primera línea de defensa, integrada por células de intervención rápida: los neutrófilos (el tipo más común de los glóbulos blancos) y los macrófagos (con capacidad fagocítica). La rama adaptativa es más específica, más lenta y proporciona materia inmune que evita que se pueda contraer la misma enfermedad más de una vez. Está formada por células T (linfocitos), células B (reconocen el agente patógeno y lo atacan despiadadamente) y anticuerpos (como los que se adquieren después de padecer covid-19 y que, teóricamente, deberían defendernos a la hora de una segunda infección).

El sistema inmunitario de defensa se deteriora a medida que envejecemos, por eso las personas mayores de 70 años son población de riesgo frente a la infección del coronavirus. Tienen menos posibilidades de defenderse que los jóvenes.

El deterioro inmune lo aceleran: fumar, la obesidad y el sedentarismo. Para retrasar ese deterioro y reforzar las defensas es necesario dejar de fumar, estar en el peso adecuado y hacer ejercicio regularmente. En el caso de los mayores, caminar unos 10.000 pasos al día.