La gran evasión

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

MABEL RODRIGUEZ

07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No debería andar Pedro Sánchez preocupándose por los visitantes, veraneantes y tunantes que recibe Galicia estos días, pese a mantenerse la prohibición de circular entre comunidades. Bastante tiene con lo que tiene. Pero le ha asegurado al nacionalista Rego que se va a enterar de la información que le facilitó y que es de dominio general en toda Galicia. Pues lo tiene fácil el presidente; sabrá lo que acontece únicamente con leerse la información publicada en este periódico. Ahí está todo detallado.

Creíamos que el Estado disponía de numerosos órganos y una amplia representación en todo el territorio nacional y también en nuestra patria gallega. Y que a ellos correspondía, desde la Delegación del Gobierno al último de los servicios, ese tipo de cuestiones de control en el cumplimiento de las normas dictadas. Pero, por lo visto, esas representaciones no cumplen sus cometidos porque ni tan siquiera escuchan la radio, leen los periódicos o ven las televisiones.

Desde el primer día del estado de alarma, desde el primer día, han estado llegando a Galicia, la mayoría a sus segundas residencias, viajeros de otras comunidades. Pero en las últimas semanas las llegadas se ha hecho masiva, ante la pasividad de quienes tienen el deber de controlarlas. Y con una evidente ausencia de controles por parte de las fuerzas de seguridad. Es la gran evasión. Más espectacular que la de Steve McQueen.

Desde Foz a Ponteceso y desde Moaña a Ares, las carreteras han sido y son un ir y venir permanente de quienes huyen de la gran ciudad. Lo denunciaron la Xunta, los alcaldes, los vecinos y los medios de comunicación. Estas páginas recogían hasta el número de desplazamientos por días. Solo faltó aportar la matrícula de los vehículos para que quienes tienen la competencia se enterasen del desaguisado.

El asunto no es baladí. Miles de personas se están saltando el confinamiento territorial ante la pasividad de quienes han sido designados para mantener el orden. Así que ahora que las circunstancias nos obligan a hacer balance de nuestros gastos y ver en qué podemos ahorrar, lo mismo hay que plantearse para qué sirve tanta delegación, tanta representación, tanto asesor y tanto adulador.