Vale ya, presidente; vale ya

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

04 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un flechazo a primera vista. Eso es lo que ha debido de tener el presidente Pedro Sánchez. Un flechazo con el estado de alarma. Solo así se explica la seducción que siente por la medida. Tan satisfecho está y tanto le afecta el enamoramiento que no hay forma de que nos libre de él. Lo de los flechazos puede ser peligroso porque uno se queda prendado y es incapaz de superarlo; vive prisionero para siempre. A día de hoy el estado de alarma es un sinsentido. Razonable cuando se decretó, con un país en estado de shock, presa del pánico, contando muertos por centenares y con la necesidad de impedir que pusiéramos un pie en la calle. Necesario para cerrar industrias, comercios, bares, estadios y colegios. Para paralizar el país. Pero nada tiene que ver la situación de entonces con la actual. Vamos de terrazas, regresamos al trabajo y llenamos playas y paseos marítimos.

Tan incoherente resulta su aplicación que el presidente Sánchez es incapaz de justificar su necesidad. Para impedir los desplazamientos entre comunidades, dice con más vergüenza que convicción, siempre que se le pregunta. Y prueba de su efectividad es la invasión de turistas, excursionistas, curiosos, mirones que estos días abarrotan nuestras costas.

El estado de alarma es un recurso excepcional que, para que resulte efectivo, hay que utilizar con extraordinaria prudencia y raciocinio. Y no es muy convincente que se mantenga la excepcionalidad al tiempo que se levantan, según el ministro Ábalos, las restricciones de circulación. Un disparate todo.

Estamos alarmados. Por el estado de alarma. Porque no hay forma de entender que se mantenga vigente. Ya no existe motivo alguno para ello. A no ser que el presidente Sánchez esté seducido por una regla excepcional. Por eso alguien tendrá que sacarlo del sueño, despertarlo y decirle, vale ya, presidente; vale ya.