La curva del coronavirus

Francisco martelo EN LÍNEA

OPINIÓN

Oscar J. Barroso

20 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia coronavirus sigue el parámetro de actuación muy similar a otras epidemias: «Es una ‘campana de Gauss’, con una ladera que asciende hasta llegar a una cima y luego desciende». En ella se representa la relación del número de casos infectados, en la proyección vertical, y el tiempo transcurrido desde la aparición del primer caso, en la proyección horizontal, tomando la forma de una ladera muy empinada cuando se registran diariamente muchos más casos de que los que se habían producido el día anterior.

Estamos en una guerra y nuestro bando no dispone de armamento para atacar al enemigo, solo nos queda atrincherarnos en posiciones defensivas esperando el desgaste del malvado adversario. El confinamiento de la población en sus casas disminuye el número de contagios y por tanto disminuye el número de nuevos enfermos. Cuando los expertos del Gobierno nos dicen diariamente que hemos llegado a la curva, es que hemos alcanzado la cima del gráfico y a partir de ahora, vamos bajando por la otra vertiente de la campana con un número de infectados menor día tras día, hasta completar esa ladera en el momento en que se dé por finalizada la crisis epidémica. Lo que se persigue es que no enfermemos todos al mismo tiempo para impedir el bloqueo de los centros sanitarios, en especial de las UCI, en un intento de disminuir las bajas en nuestro parte de guerra, manteniendo la actividad de las empresas que permitan una buena intendencia de nuestra tropa mediante la producción y distribución de los productos básicos necesarios en nuestra vida diaria, junto a la protección civil, la policía y las fuerzas armadas que intentan controlar el campo de batalla, deteniendo incluso a los desertores. En estos meses, se ha aprendido mucho sobre el virus, pero el mundo científico está lejos de alcanzar la vacuna y una terapia eficaz para los enfermos; ambas cosas necesarias para ganar la batalla final de no enfermar o curar a nuestros «heridos». Mientras tanto, hay que mantener un nivel de confinamiento adecuado, que será mucho más eficaz cuando se puedan discriminar entre las personas enfermas, las que están infectadas sin síntomas de enfermedad y las que han pasado la enfermedad sin clínica y no contagian. Será una confinación selectiva. Nuestra historia clínica con el coronavirus va a ser más importante que nuestra capacitación profesional en los próximos meses.

Volviendo a la campana de Gauss. La liberación del confinamiento y la liberación de la actividad puede tener y tendrá, plazos diferentes en los distintos territorios de nuestro país. Tenemos que superarlo, y eso se conseguirá, si hay disponibilidad del armamento para afrontar la guerra epidemiológica y la investigación, políticos brillantes y profesionales capaces de mantener su entrega más allá de lo humano. El Andrò tutto bene de las calles de Italia ya no es posible. El luto se ha apoderado de nuestra sociedad.