Mascarillas anticrisis

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

DAVID CHANG | Reuters

04 mar 2020 . Actualizado a las 13:53 h.

Deberíamos ir surtiéndonos de mascarillas. En abundancia. Pero mascarillas anticrisis económica, porque lo que nos anuncian que se avecina requiere de medidas excepcionales para no quedar infectados de por vida. La violenta reacción de la economía mundial a la epidemia del coronavirus no nos vaticina nada bueno y tal es el estado de pesimismo que ya más de un 86 % de españoles cree que los efectos económicos serán más devastadores que los de la enfermedad.

Mientras analizamos la gestión de la crisis sanitaria, con sus certezas, exageraciones y manipulaciones y la transmisión de informaciones infectadas por el virus de las fake news, nos invade otra epidemia. La de que la economía mundial se nos está yendo de las manos. Mientras que empresas del sector sanitario, medicinas, guantes y mascarillas se están haciendo de oro, la paralización de la producción china amenaza la de industrias del mundo; las bolsas se derrumban como no lo hicieron desde la gran recesión de 2007-2008; las compañías aéreas suspenden miles de vuelos porque se suspenden congresos, competiciones deportivas y viajes; se cierran museos y lugares de encuentro; cae el consumo y hasta los precios del petróleo bajaron un 14 %.

Con este panorama, aumentado por las pesimistas previsiones de la OCDE y la Comisión Europea y por los ministros de Economía del G-7, no hay que ser un experto en macroeconomía avanzada, ni en la teoría del crecimiento económico. Basta con saber sumar y restar para hacerse a la idea de que la epidemia originada en China acabará convirtiéndose en una nueva gran crisis económica mundial. Una crisis económica, dicen los especialistas, de unas dimensiones comparables y puede que superiores a las que en 2008 causó la caída de Lehman Brothers.

La precipitación, la mala gestión, el alarmismo, las dudas y la sinrazón nos han situado a las puertas de una nueva etapa de graves problemas económicos y de necesidades. Con la sensación además de que los responsables políticos, sanitarios y económicos saben muy bien extender el pánico, pero desconocen cómo se gestionan este tipo de situaciones. Con lo fácil que es aplicar el sentido común.