Chistes

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer I Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

25 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En una cena que tenemos de tanto en tanto un grupo de eméritos, mi amigo Federico me regaló un libro de la colección Biblioteca Galega que La Voz de Galicia entregó allá por el 2002. O segredo do humor de Celestino Fernández de la Vega, un buen ensayo sobre el tema.

 A vueltas con que si el humor nace en Inglaterra, que si todos los pueblos están dotados para el humor, que si Cervantes, Shakespeare o Quevedo fueron los precursores, que si Galicia es uno de los lugares del mundo donde más y mejor humor se tiene en sentido filosófico y práctico.

El humor gallego es exquisito porque maneja como nadie la ironía que -según Schopenhauer- consiste en «ocultar la broma dentro de la seriedad». Muy al contrario del humor que «oculta la seriedad dentro de una broma». Para el filósofo Vladimir Jankélévitch el humor es una ironía que acaba en seriedad y para Paco Umbral, la ironía es la ternura de la inteligencia. Sea lo que fuere el caso es que el humor cambia en la forma, el tiempo y el espacio.

Siempre ha habido cómicos y humoristas que son dos cosas distintas. La misma diferencia que hay entre Tip y Coll, Eugenio o Faemino y Cansado con Los Morancos, Wyoming o cualquier monologuista. Cada vez hay menos gente que sepa contar un chiste y la mayoría en vez de contarlo te lo enseñan en el móvil. Se han extinguido los chistes de «se abre el telón...», « iba una vez un ruso, un español y un chino...» o ¿cómo se llama el ministro japonés del...» Eso quiere decir que esos chistes ahora no hacen gracia o que nadie los cuenta por las redes. Aun con todo, a los de aquí la ironía no nos los quita nadie. E logo?