Desharrapados

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

08 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En las últimas semanas ha muerto mucha gente grande que no echaremos del todo en falta porque nos han dejado en herencia sus libros. O sus películas. Pero pienso hoy, sobre todo, en dos autores casi desconocidos por el gran público: en Roger Scruton, que murió el 12 de enero, y en George Steiner, que murió este lunes 3. La noticia de su existencia llegó a la gran masa precisamente con sus obituarios, cientos de ellos, en publicaciones de todo el mundo que los habían ignorado hasta entonces, o casi, y que seguirán ignorándolos en adelante. La obra de Steiner me es más familiar que la de Scruton, pero me parece que ambos se caracterizan por un amor rendido a la belleza y por defender la urgencia de transmitir de generación en generación la sabiduría que la humanidad ha ido acumulando.

Steiner y Scruton creían en la capacidad redentora de la belleza, en su poder para acercarnos a la verdad, como un atajo para conocernos antes y mejor. Que la belleza sana y dignifica puede no resultar evidente. Su contrario, sí. Basta comprobar los antónimos de ‘hermoso’: feo, vil, innoble. O con certificar la ausencia de belleza en lo horroroso, en lo turbio, en lo deshonesto, en lo grosero, en lo mezquino, en lo rastrero, en lo falso…

Los dos creían en la lectura, en conservar y transmitir, en el silencio (Steiner insistía en esto, en la capacidad de estarse quieto y en silencio como manifestación de que una persona ha sido educada), en pensar y en hablar y escribir y dibujar y contemplar y escuchar. En todo lo que nos hace más comprensivos y menos manipulables, más verdaderos y menos sumisos, más personas. No meros desharrapados culturales, excluidos de la herencia de los siglos.

@pacosanchez