¿De quiénes son los hijos?

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

NIKE

19 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La propiedad de los hijos que esgrimió la ministra Celaá en la polémica sobre el pin parental es un asunto fascinante. Nada sencillo de resolver. Y mucho menos si encima los posicionamientos son ideológicos y políticos, para buscar solo la confrontación, una vez más a costa de los alumnos. En España desde siempre falta un pacto educativo liderado por los profesionales de la enseñanza, que son los que saben, sin pegatinas de partidos. El resto, no solo sobra, además, curso tras curso, vemos que estorba, ensucia y lo lía todo. ¿Qué ejemplo de enseñanza dan dos gobiernos, el central y el de Murcia, peleándose por los talleres que los escolares reciben en el colegio para terminar fijo en los tribunales con esa guerra? Menos mal que somos muchos los que tenemos claro que, de nuestros políticos, poco tenemos que aprender. Más bien al revés. Volvamos a la presunta propiedad de los niños. La ministra dice: «No podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres». Lo suelta solo para provocar. El objetivo es aupar una vez más el concepto de derecha trifachita para buscar rendimiento electoral. Va a ser la música trash metal de este mandato de la banda Metallica que forman PSOE y Podemos subidos al escenario de Moncloa. Habrá presunta ideología por todas partes. Estaremos rodeados por la ideología de unos y otros. Los hijos no son de los padres. Como los padres no fuimos de sus abuelos y eran tiempos muy férreos. Insisto en que lo que falta es un currículo, talleres incluidos, diseñado y avalado por los que saben: los que se preparan para dar clase y dan clase. Los que gestionan centros educativos desde hace décadas. Los especialistas sin carné. Un pacto en el que los partidos sean secundarios y no quieran meter dos o tres asignaturas de adoctrinamiento por una y otra banda. Distancia y calma. Justo lo que no hace el Gobierno central pidiendo no judicializar la política y buscando a propósito el territorio minado por Vox de Murcia. Los hijos no son de nadie. Son de la vida. Los padres a medida que van creciendo nos damos cuenta de que los traemos al mundo para regalárselos al mundo. Eso es lo mejor que podemos hacer. Necesitan libertad, con límites, no libertinaje. Los chavales se educan en casa. En los colegios. En los recreos. En la calle. En el barrio. En el exceso de las pantallas, de la Play y del móvil. Y en los equipos de fútbol, por ejemplo, donde aprenden a perder y a ganar, a esforzarse para cubrir a un compañero que ha perdido la pelota. Siempre me gustó leer, pero creo haber aprendido mucho en los campos de fútbol o en las cenas del equipo. Dejen en paz a los chavales. Hagamos por fin un pacto educativo profesional que no esté al albur de las legislaturas.