Los Reyes Magos: gratis total

Manuel Mandianes AL DÍA

OPINIÓN

GOBIERNO DE CANARIAS

06 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El mes pequeño, es decir, los 12 días que separan la Navidad y la Epifanía, interpretado de diversas maneras por las diferentes culturas, ya aparece entre los sumerios, para quienes cada uno de ellos augura uno de los meses del año. Estos doce días son la diferencia entre los 354 días del año lunar y los 366 días del año solar. Cada mes empieza con la luna nueva y dura 28 días. Algunos pueblos antiguos pensaban que durante estos días, tiempo fuera del tiempo, un período de impureza propio de todo nacimiento hasta la purificación, las deidades se retiraban del mundo a descansar. Para la tradición babilónica son los días de la suerte. Los gallegos, el día de Navidad ponían al relente doce cascos de cebolla, cada uno con el nombre de un mes cuya suerte aparecía escrita en él.

Durante la Edad Media aprovechaban estos días para celebrar la fiesta de los locos. El 26, San Esteban, y 27, San Juan Evangelista, de diciembre, el bajo clero se daba por obispo a un niño o a un loco, se disfrazaba y se travestía de las maneras más perversas y daba órdenes irrisorias y se burlaba del alto clero y hasta del obispo y organizaba ceremonias irreverentes en las iglesias y en la catedral. En el ámbito del mundo cristiano, estas inversiones, homenaje a la transitoriedad de las cosas del mundo, solo se pueden comprender en relación con la exaltación de la infancia y de la locura en los textos del Nuevo Testamento. El Concilio de Trento dio orden de acabar con la fiesta de los locos porque a mucha gente le recordaba las libertades propias de las Saturnales romanas.

A medida que la fiesta de los locos fue perdiendo importancia, la fue ganando la de los Santos Inocentes. «Si no os hacéis como niños no podréis entrar en el reino de los cielos», dice Jesús. Ser niño es dejar libertad al espíritu para que nos pueda llenar y hablar directamente por nuestra boca. Otros intérpretes ponen lo que ocurre en relación con la sabiduría de origen divino, distinta de la que procede y se rige por la razón humana. «El Todopoderoso hace caer a los poderosos y levanta a los humildes», dijo la Virgen cuando le habló el ángel Gabriel. El día de la Epifanía es el día del agua y de los marineros por ser el día del bautismo de Jesús. El agua es el símbolo más importante de la renovación de la naturaleza, como el bautismo lo es del renacimiento espiritual del cristiano.

Según Herodoto, los magos persas subían cada año a lo alto de una montaña sagrada y allí encendían una gran fogata en el momento de la aparición de una estrella que marcaba el momento del renacimiento del sol. La fiesta de los reyes Magos se fraguó con la representación de los autos sacramentales allá por la Edad Media. La estrella que guía a los Magos al Portal anuncia el nacimiento de Enmanuel, Dios con nosotros. Los regalos de Reyes simbolizan la gratuidad con que Dios nos da a su hijo. Como siempre y en todo, hay gente prudente y equilibrada que guarda las buenas maneras y actúa de acuerdo al simbolismo de la fiesta y gente que excede y lo desbarata todo. La Epifanía es la fiesta de la gratuidad, es un regalo.