El polvorín iraquí

Luis Grandal
Luis Grandal AL DÍA

OPINIÓN

SOHAIL SHAHZAD | Efe

04 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La muerte por parte del ejército norteamericano del líder de las fuerzas de élite de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qassem Soleimani, en Irak, y de su lugarteniente en ese país, responsable de las milicias chiíes, Abu Mahdi al Muhandis, supone una escalada de violencia que hace difícil pronosticar cómo va a acabar este nuevo incendio en Oriente Medio. Los precedentes inmediatos de los últimos días han sido el ataque a fuerzas norteamericanas; bombardeo de estas a milicias chiíes; el asalto a la embajada norteamericana en Bagdad; y ahora estos asesinatos. La consecuencia puede ser otra guerra devastadora en Irak.

Desde la caída del régimen de Sadam Huseín, Irak ha sido el escenario de un conflicto permanente y un Estado fallido. La seguridad en Irak está fuera de control. Los kurdos, en el norte, tienen su ejército propio; los chiíes -población mayoritaria- tienen el suyo y están apoyados por Irán, al que interesa controlar todo el país; y los suníes tienen otro. Por si fuera poco el lío, unos 60 países, liderados por Estados Unidos, intentan controlar el yihadismo terrorista mediante el adiestramiento del Ejército iraquí (nueve brigadas de las fuerzas de seguridad y tres de los peshmergas kurdos).

Derrotado el Estado Islámico, que se hizo fuerte en la zona de Mosul, Irán reclama su botín. Pero ahí quien manda es Estados Unidos, que una vez perdida la guerra de Siria frente a Rusia no está dispuesto a perder también Irak. La animadversión entre Irán y EE.UU. -no solo por el programa nuclear iraní, sino también por dónde se sitúan en este puzle Israel y Arabia Saudí- explica esta escalada de violencia. Irán apoya con armas y financiación a Hezbolá en Líbano, a Hamás en Gaza, al Ejército de Defensa Nacional en Siria y a las milicias chiíes en Irak. Los israelíes, que en cuestión de seguridad e información están muy atentos, ya venían anunciando desde hace algunos meses que esto iba a ocurrir. «Trabajaremos para derrotar los intentos de Irán de convertir Irak y Yemen en bases de misiles contra Israel», declaró en octubre Benjamín Netanyahu. Esto incluye también el traslado de armas de Irán a Siria. Los israelíes están en estado de máxima alerta. Arabia Saudí, enemigo de Irán por el control de las esencias del Islam, se suma a los intereses de EE.UU. e Israel.

Pero en España debe preocuparnos también lo que está sucediendo en la región. Tenemos un contingente de más de 600 soldados en el Líbano y unos 500 en Irak, ambos con la aprobación de las Cortes desde el 2006 y el 2014, respectivamente. En noviembre pasado, la Brigada Extremadura XI relevó a la Canarias XVI en Irak, donde además hay instructores, boinas verdes de la Armada (liderando el Special Operation Training Group), guardias civiles, una unidad de helicópteros y otra de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Convendría que la UE tomara una posición conjunta, clara y transparente. Es una buena oportunidad para que nos lo aclare el señor Borrell.