Abascal

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

22 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En un vídeo impecable, Santiago Abascal clava un discurso a favor de la diversidad sexual y el puñetero derecho que todos tenemos a amar a quien nos salga del pinrel. Esperas el quiebro Vox en cualquier momento, pero pasan los segundos y la cloaca no asoma.

Todo suena amoroso y respetuoso, como a música celestial, hasta que, en el crédito final, se te advierte de que lo que acabas de oír es una enorme y preciosa mentira. Un programa ha obligado a Abascal a decir lo que no quería decir, a decir lo que no piensa, a manifestar una convicción que no es la suya y, ay, el resultado es de una verosimilitud terrible.

En este camino imparable hacia la incerteza, a pocos se les había ocurrido convertir a los malvados en bondadosos. Que la fake news promueva el bien en lugar de la manipulación de las voluntades.

Aunque se incurre en otro riesgo; habrá quien dé por bueno el discurso de este anti-Abascal y lo use como argumento de convicción a favor de Vox.

Los límites de lo tangible están cada vez más difusos. Hay todo un universo tecnológico a disposición de la credulidad general, porque tendemos a ser confiados y a conceder carácter semisacro a todo lo que tiene aspecto de noticia.

Aquí, aunque vuele como un pato, tenga forma de pato y ande como un pato, no es un pato. Aunque suene genial. Aunque a todos nos gustaría que eso que pronuncia Vox, por una vez, sea lo que a todos nos gustaría oír, en lugar de una manipulación informática en la que nada es lo que parece.

Habrá quien se crea este fake bueno. Pero sigue siendo un fake.