El difícil arte de parir

Belén López Viñas TRIBUNA

OPINIÓN

LENNART WIMAN

07 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pertenezco a ese privilegiado grupo de especialistas que acompaña a las mujeres durante el mágico momento del embarazo y del parto. Y me siento orgullosa de ello. Pero no es tarea fácil.

Vivimos rodeados de estadísticas, documentos, recomendaciones de organismos nacionales e internacionales, exigencias de asociaciones de pacientes…

Durante el embarazo solemos ser portadores de alegrías, pero en ocasiones también nos toca transmitir noticias que nadie querría oír y menos tener que contar. Somos los guardianes del bienestar de las madres y de los niños, los únicos especialistas que debemos salvaguardar 2 vidas, y ello nos pone a veces en posiciones difíciles y comprometidas.

Es duro enfrentarse a posturas de rechazo tan graves como aquellas que denuncian a los profesionales de violencia obstétrica.

Obviamente nadie puede cuestionar la subjetividad de otro, y jamás se me ocurriría hacerlo, pero cuando una mujer acusa de ello a profesionales que llevan 5, 10, 15, 20 o 30 años entregados a ese trabajo con dedicación debe entender que también ese profesional se sienta herido.

Durante el parto los obstetras solemos estar vigilantes en la sombra, habitualmente son las matronas las que llevan el protagonismo de esta etapa… mientras todo va bien.

Cuando las cosas se tuercen (el registro de los latidos del bebé se alteran, la evolución del parto se estanca, se produce algún evento grave e indeseado como un prolapso o un sangrado,…) ahí estamos ojo avizor para resolverlos de la manera más adecuada.

A veces estas situaciones son suficientemente graves como para que se precise que actuemos con rapidez y resolución, y dispongamos de poco tiempo para explicaciones, al menos antes de ayudar a nacer a un bebé que peligra en el menor plazo de tiempo posible. Este mismo acto que unas madres viven con admiración y alivio por la seguridad que le transmite un equipo que actúa con celeridad frente a la urgencia, otras lo hacen con recelo y desconfianza por la escasa información a la que en ocasiones la premura nos obliga. Misma situación, distinta vivencia. Planes de parto, listas de deseos, preferencias, expectativas,… dudas, falta de comunicación; circunstancias que en ocasiones ensombrecen un momento muy especial de la vida.

Nuestro horizonte: trabajar juntos, pacientes y profesionales, para ayudar a restablecer esa relación de confianza, dejando atrás el paternalismo del sistema para llegar a un equilibrio de responsabilidad compartida.