Imprescindibles

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

M.MORALEJO

26 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Es falso que no haya nadie imprescindible en la vida; más bien nos auto engañamos con la esperanza de que puedan tener recambio, pero no es verdad, hay gentes que son únicas e irrepetibles.

Lo sentí claramente cuando Manuel, el maestro de obras que lleva construyendo mi espacio hace treinta años con una profesionalidad, eficacia, seriedad y discreción admirables, me dijo que se jubilaba. El vértigo de ¿a quién llamar si se rompe una cañería? ¿A quién pedirle consejo? ¿A quién preguntar si el temporal arranca el tejado? ¿A quién comentarle si hay que renovar el baño o la cocina? Claro que hay más profesionales pero tienes que pagar el precio de la desconfianza, del timo, de la duda, de la falta de seriedad y, en el peor de los casos, de la «desfeita» irreparable. Nada ha sido igual desde que mi peluquera de años tuvo que cerrar asfixiada por el IBI, el IVA y la SGAE; ni cuando Manolo -el guardián de la mítica librería Tanco de Ourense- decidió jubilarse tras décadas de complicidad impresa. Médicos que envejecen contigo y saben de tu malestar con solo saludarte, mecánicos que resuelven la averías más impertinentes sin tener que pedir turno por Internet. El quiosquero que guarda lo que lees aunque no puedas ir a recogerlo y te alerta de las novedades que sabe que apreciarás. Empleadas del hogar que son tan de casa como cualquiera de la familia, amigos que se van llevándose claves de tu vida que nadie conocerá, mascotas que dejan la presencia de su ausencia aunque otras vengan detrás.

No es verdad que no haya nadie imprescindible y conforme acumulas años de vida, más. Entiendo que los faraones se enterraran con todos ellos para emprender el último viaje, sencillamente porque sin los imprescindibles no llegamos ni a la primera esquina del más allá.