Quim Torra

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Quique Garcia | efe

22 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, es quizá uno de los políticos más impolíticos y extemporáneos que hemos podido conocer, con su trapacería argumental, equívoca y sectaria, y sus embrollados alardes dialécticos casi siempre ininteligibles. Gracias a él han crecido en nuestra memoria histórica algunos políticos catalanes del pasado, que no provocaban ni prodigaban tan peligrosas «exaltaciones balcánicas».

Torra goza de muchas antipatías desde su primer gesto de pequeño conspirador con una gran misión histórica (y quizá también histérica). Sus gestos lo delatan en su actitud o comportamiento ante cualquier «decisión histórica». Nadie puede negar que Torra quiere estar a la altura de las circunstancias, pero las circunstancias no paran de crecer a su alrededor, en particular las que provienen de las ocurrencias del simpar Puigdemont, cerebro de la nada en el espacio astronómico.

Se equivocará quien crea que pretendo infravalorar a Torra, porque no es este mi propósito. Creo que Torra es un fiel escudero del mandarinato puigdemontiano, eso sí, porque, aunque carece de talento político, resulta ser un siervo eficaz al servicio del sueño independentista catalán. No tiene atractivos como líder, pero tiene la tenacidad de los conversos, a los que el buen Dios bendice con el don infatigable de la persistencia.

Cuando empecé a escribir estas líneas, pretendía describir al actual presidente de la Generalitat. Pero, a medida que avanzo, percibo con mayor claridad que no es posible hacerlo. Porque Torra no tiene planes propios, sino que todos son ajenos. Él sabe por qué está donde está, es decir, sabe quiénes lo han puesto ahí, al frente de la Generalitat, y para qué. Pero esos que lo pusieron no saben por qué camino avanzar ni cómo hacerlo, aunque sí saben a dónde quieren llegar algún día. De modo que el obediente Torra a veces ni siquiera sabe a quién obedecer, ni quién es el sutil estratega de su ruta suicida.

Por todo esto considero que los indepes más críticos con Torra son también los más injustos. Porque Torra es solo el buen separatista al que guían indoctos separadores.