Agosto

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

03 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mantengo desde hace algún tiempo que el mejor amigo del hombre es el percebe, y no el perro, como sostienen la mayoría de los mortales. La otra aseveración que defiendo es que agosto es el más corto de los meses del calendario pese a sumar 31 días, según cuentan los almanaques. 

Es el mas deseado, el aguardado a lo largo de los once meses restantes, mes fugaz, es un suspiro prolongado, pero su extensión agrupa calores y efemérides, y en estas tierras del poniente, una intensa romería interminable, que convierte los días en fiestas y cada fiesta en una advocación de virgen protectora o santo patrón.

Agosto en Galicia es indolente, mes sin prisa aunque corra descosido hacia septiembre, menguan las tardes y la noche se cuela por las rendijas del día que se va yendo.

La luna es una alcahueta feliz en los veranos, un decorado fijo si miras para lo alto, si ves el cielo y te decides como en una copla popular, a contar estrellas.

Y ya llegó, agosto es un recién nacido, un cómplice para las tropelías veraniegas, para todos los juegos prohibidos del verano, para bailar agarrados en la kermesse de la plaza, en la ultima verbena programada, para el paseo infinito por el malecón mientras las olas se empeñan en cartografiar todas las orillas de las playas que festonean la mar. Y yo te saludo agosto, marco otra muesca en mi corazón que se ha llenado melancólico de todas las nostalgias posibles en el catalogo sepia de los recuerdos. Y vuelven otros días de otros tiempos en que también fue agosto y fuimos jóvenes e inconscientemente felices, como en un poema de Gil de Biedma o de Yolanda Castaño, y apresurabas el paso y el paseo, y en tu mirada se quedaba grabada su sonrisa y mediado el mes la brisa hacía remolinos y se anunciaban los fríos cálidos del primer otoño.

Y era un tiempo de descuento y de adolescencias primeras y aquel verano, ¿recuerdas?, leíste a Proust, buscando junto a ti el tiempo perdido, y fue otro agosto cuando te enamoraste para siempre y ella se fue y se quedó en aquel octubre sin memoria y poblado de olvidos. Bienvenido agosto, alalá que continúa sonando en mi pecho con una estrella en la frente y «no bico un cantar». Cómo no vas a ser mi mes deseado, que parte mi vida en dos, agosto de antes y después, eres parte esencial de mi vida que sigo contando por agostos, prolongando una infantil eterna juventud como en un espejo de Dorian Gray inexistente, que está perdiendo todo el azogue. Agosto.