Políticos que alarman

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

01 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Bolsonaro es presidente de Brasil y un populista aplaudido por Trump. Sus últimas noticias dicen que permite el uso de pesticidas prohibidos en Europa y defiende la desforestación de la Amazonia. Pero todavía lo quieren los brasileños porque se ha envuelto en la bandera de nacionalismo. Salvini es el ministro italiano del Interior, aunque parece el primer ministro. Se hizo famoso por su aversión a los inmigrantes. Sus compatriotas lo aprecian porque ven en él a un defensor demagógico de los intereses nacionales. Boris Johnson es un populista británico que se propone sacar al Reino Unido de la Unión Europea el día 31 de octubre, cueste lo que cueste. Y todos ellos están ideológicamente comandados por el presidente de Estados Unidos, que reparte credenciales de buenos gobernantes según los grados de coincidencia con su política y sus eslóganes.

La otra cara de estos personajes es que Bolsonaro contribuye con su política medioambiental a acelerar el calentamiento de la Tierra, que tarde o temprano supondrá su destrucción. Salvini alimenta la xenofobia e identifica al inmigrante con el invasor que viene a quitar el pan a nuestros hijos. Boris Johnson ya consiguió que la moneda de su país, la libra, esté atravesando una crisis sin precedentes y que las bolsas europeas, incluida la británica, pasen días de congoja por la incertidumbre económica que él creó. Y el jefe Trump abrió guerras comerciales, rompió los equilibrios estratégicos existentes, pero puede ser reelegido porque cumple su promesa de America first. Le perdonan sus astracanadas.

Juntos, estos cuatro personajes podrían constituir una poderosa Internacional Populista, que contaría con otros partidos políticos destacados en Europa, como el Frente Nacional de Francia, el Partido para la Libertad de Holanda, el Partido del Progreso de Noruega, los Verdaderos Finlandeses, el Fidesz de Hungría, el Partido de la Libertad de Austria y tantos otros. Todos, en constante crecimiento en las urnas. Lo más terrible es su ideología común: nacionalismo a ultranza, supremacismo, xenofobia, euroescepticismo, tendencia al cierre de fronteras, ultraconservadurismo y negacionismo de todo aquello que no coincida con sus principios.

Advertencia: si hay un hueco tan notable para ellos es porque falla la política clásica. Si crecen en las elecciones es porque su ideología radical convence a muchos. Si llegan a conquistar gobiernos es que hay una ciudadanía que les encomienda la gestión de los asuntos públicos. Y si todos vienen a hacer la política de Bolsonaro, Salvini, Johnson y Trump, nadie puede asegurar un futuro de concordia. Ni de triunfo de los derechos humanos. En algunos casos, ni siquiera de libertad.