Algo más que manadas

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

19 jul 2019 . Actualizado a las 19:58 h.

En el siglo XV y en los inmediatamente posteriores, una manada era, además de lo que hoy entendemos por tal, una cuadrilla o pelotón de gente y una porción de hierba, trigo, lentejas... que se puede coger de una vez con la mano. Una manada ‘cuadrilla’ aparece ya en el compendio de la Ilíada que Juan de Mena publicó en 1442, Homero romanzado: «Desde allí fizo Archiles muerte en los troyanos con punta de lança sañosa, y enbía a tierra por muerte grande manada de varones, como aquel que andava sañoso y sediento de la hectórea sangre». Había manadas execrables, como la manada de ladrones que menciona Alonso de Virués en 1532, o una manada de rufianes que robaría la peste a san Roque, según relata Diego Alfonso Velásquez de Velasco en 1602; también «de hombres y mujercillas perdidas para sí y perniciosas para los que las ven y las oyen» (Pedro de Ribadeneira, 1589). La muchedumbre de los creyentes era la manada de Dios, según el mismo Ribadeneira.

Con el tiempo, manada fue perdiendo acepciones y se ha quedado con las dos con las que hoy se emplea: ‘Hato o rebaño pequeño de ganado que está al cuidado de un pastor’ y ‘conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos’. En esta caben desde lobos a hienas, pasando por un amplísimo bicherío. Pues bien, la manada presuntamente humana se recuperó hace tres años por obra y gracia de un lote de violadores antropomorfos unidos en un grupo de WhatsApp que denominaron La Manada. Al mencionar esta, hay quien conserva la mayúscula del artículo, que se pierde en la pluma de los que ya ven en ese nombre un apodo de grupo.

La brutal violación grupal llevada a cabo por la Manada en unos sanfermines y una polémica primera sentencia sobre la fechoría pusieron la atención general sobre estas bandas de puercos en celo, que han pasado a ser designadas con el genérico manada. ¿Se recupera así para esta la antigua acepción de ‘cuadrilla de gente’? Más parece la conversión en nombre común de un nombre propio, el apodo Manada, que además sugiere la idea de grupo de animales salvajes, de depredadores. Sus integrantes son eso, animales -en español, personas instintivas y brutales-, más concretamente cerdos -ruines, groseros-. Y un hato de marranos es una manada o, para ser más precisos, una piara.