Raíces profundas

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

15 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Somos muchos los que todavía no hemos logrado entender las raíces profundas de las posiciones adoptadas por algunos partidos tras las últimas elecciones generales en España. Sabemos que ganó el PSOE de Sánchez, pero sin lograr una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Sabemos que el Partido Popular perdió sin descomponerse. Sabemos que Ciudadanos obtuvo unos resultados que muchos suponían mejorables. Y sabemos que Unidas Podemos no pudo conseguir todo lo que deseaba, en términos electorales Hasta aquí no parece que haya mucha discrepancia en las evaluaciones.

El problema empezó cuando el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, afiló sus garras y dejó ver las raíces profundas de su rechazo a pactar con el PSOE. ¿Una sorpresa? Sí, porque la ecuación PSOE-Ciudadanos parecía la respuesta necesaria para salir del atasco y alumbrar un gobierno de centro, liberal-socialista. Pero la tenacidad de Rivera se orientó en otra dirección y, aun contando con disidentes de altura en sus filas, no ha dado muestra alguna de que vaya a rectificar. Es como si hubiera vislumbrado con claridad un horizonte político con un suelo amplio y firme. Una apuesta que ciertamente conlleva riesgos y que puede significar su gloria o su fracaso. Algo hoy impredecible.

De lo que ya no cabe duda es de que la posición de Rivera ha condicionado todo el mapa de las negociaciones para la formación de un Gobierno que probablemente gozaría de estabilidad. Pero la realidad es que no estamos en ese camino y que corremos el riesgo de enfrentarnos a las consecuencias de un tiempo lamentablemente perdido. Porque considero probable que Pedro Sánchez, esta vez creo que con buen juicio, ya vislumbra unas elecciones en las que bien podría mejorar sus actuales resultados.

Obviamente, debería hablar aquí de las expectativas de muchas otras fuerzas políticas que también atisban mejoras en sus posiciones. Pero, si hablamos en términos de la gobernanza del Estado, los partidos con expectativas reales son los que están en la palestra. La única incógnita que persiste es cuál será su evolución en el futuro inmediato y cuáles sus resultados (sus raíces profundas) si nos encontramos con una nueva cita electoral.