Por fin somos europeos

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

26 may 2019 . Actualizado a las 10:34 h.

He escuchado a cierta distancia la cháchara de todas estas campañas últimas. A varios metros el sonido es distinto y los matices, borrosos. Lo juro. Así de pronto, acuden a la mente un par de gramos de zoofilia, cuarto y mitad de Cataluña, media tonelada del PP dando bandazos entre el infinito y más allá, una pizca de huracán nas velas y un kilo pasado de Pedro el resistente de la socialdemocracia. Fuera del primer círculo concéntrico en el que habitan los que se dedican a la política y los que la cuentan, todo suena como un murmullo en el que es fácil perderse los matices y dejarse llevar por la flagelación colectiva que tan bien se nos da.

Lo cierto es que por aquí las cosas se resumen en varios puntos:

1.- Los muchachos de la ultraderecha ya no disimulan. Ese supuesto arrojo contra la corrección política de la izquierda es fascismo del de toda la vida.

2.- Los ciudadanos somos más plurales y el cuerpo electoral más complejo. Cosas de la madurez. Las mayorías absolutas aplastantes y encadenadas tenían algo de imperiales. Gobernar en minoría y pactar es lo normal.

3.- La izquierda mantiene intacta su proverbial disposición a andar a ostias. A estas alturas de la historia ya no es un acto de dialéctica política si no de irresponsabilidad con el futuro. Aburren. Mucho.

4.- Mientras todos andan a garrotazos, en la vida real los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. La desigualdad es el auténtico apellido de nuestro tiempo. A nadie parece importarle demasiado. Los lodos (políticos) del futuro tienen que ver con esta estructura social en la que se adivinan hechuras decimonónicas y un nuevo arriba y abajo que no nos traerá nada bueno.

Al fin somos europeos.