El CIS y el compromiso de Feijoo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

10 may 2019 . Actualizado a las 13:15 h.

Dicen los expertos que una encuesta de intención de voto efectuada cuando se celebran otras elecciones no es fiable porque está contaminada. Por tanto, si el trabajo de campo de la que hoy se publica se realizó en la campaña de las generales, está contaminada también. Los encuestados tenían puesta su mirada en el Congreso y el Senado y no se les puede pedir que tengan mentalidad de municipales, autonómicas o europeas, porque tienden a repetir el mismo voto. Es discutible, pero aceptémoslo como criterio de quienes saben mucho de demoscopia, y le viene bien a Pablo Casado para mantener la moral de los militantes del PP, que tienen motivos para la depresión.

Y los tienen porque el barómetro del CIS es descorazonador para ellos. Su partido no aparece como ganador en ninguna de las grandes ciudades. El PSOE es el partido más votado en 10 de las 12 comunidades autónomas donde hay elecciones. Y para agravar el panorama, el PSOE ganará también las europeas. El CIS ha vuelto a teñir de rojo el mapa de España. El azul autonómico se reduce prácticamente a Galicia y ya veremos qué ocurre en los municipios. Si el PP planteaba las urnas del 26 como las urnas de la remontada o de la revancha, esta encuesta le obliga a cambiar el discurso, porque se puede repetir el batacazo de abril. Como alguien ha señalado ya, al PP solo le quedaría el consuelo de ver aumentada su distancia con Ciudadanos. Malos tiempos para la derecha y el centro-derecha. E inquietantes perspectivas para Pablo Casado, que no pudo tener un peor estreno. A Núñez Feijoo ya le empiezan a preguntar cuándo acaba su compromiso con Galicia.

La pregunta es: ¿un líder nacional también tiene que pagar el fracaso en unas elecciones a las que no se presenta? Sí y no. Sí, por dos razones: primera, porque él es la cara del partido y suscita simpatías o rechazo. Y segunda, porque es el responsable del cambio de candidatos, en los que probablemente no acertó. No, porque en las elecciones municipales y autonómicas suele pesar más el candidato que la ideología. Si el candidato es reconocido por su buen hacer o sus capacidades, puede incluso prescindir de las siglas del partido, como hizo García Albiol en Badalona.

Magníficas perspectivas, en cambio, para Pedro Sánchez, que ayer recibió parabienes como gran esperanza de la socialdemocracia europea. Si las próximas votaciones confirman la encuesta del CIS, se habrá consolidado como un genio de la política: cogió un partido prácticamente en descomposición y al poco tiempo lo entrega a la militancia como la fuerza política que gana todas las elecciones. Como a los emperadores romanos, va a haber que ponerle un esclavo que le vaya diciendo: «Recuerda, Pedro, que eres humano».