Se entrega la mujer que, semanas atrás, mató a su madre con una almohada en A Coruña. Nos encontramos ante lo que el Código Penal de 1973 tipificaba como parricidio, ya que actualmente no existe este delito como tal, sino que se engloba dentro de los de homicidio o asesinato. Sea cual sea la tipificación penal que en su día se aplique, que una hija mate a su madre debe conducirnos a reflexionar sobre la cuestión de que pocos crímenes más antinaturales podremos encontrar. ¿Qué es lo que pudo motivar que tal hecho haya acontecido? Solo consigo imaginarme un estado de enajenación mental por parte de la descendiente. Cuando sea juzgada es de suponer que la defensa encaminará su estrategia a demostrar que la autora de este crimen no se encontraba en su pleno juicio. En caso contrario, mal destino le espera a la criminal, pues tendrá que acostumbrarse no solo a vivir durante muchos años en prisión, sino también a convivir con la peor de las penas que puede imponérsele a cualquier ser humano, que no es otra que su sentimiento de culpabilidad y su propia mente. Animo a quien esto no entienda a leer Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski, obra cumbre de la novela psicológica, y a reparar en la personalidad de su principal protagonista, Rodia Raskolnikov.