Ajuste de cuentas

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

20 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de las purgas nos viene de lejos. Ya las pusieron en práctica en la Antigua Roma. Pero hay que reconocer que esta nueva clase política que nos ha tocado en suerte las están mejorando sobremanera y, no satisfechos con eso, hasta les han cambiado su denominación para que resulten menos dolorosas. Ahora ya no les llaman purgas sino reajustes, renovación, reorganización o nuevos tiempos. Queda más bonito pero viene siendo lo mismo. Un ajuste de cuentas en toda regla.

Y eso es lo que han hecho Pedro Sánchez y los Pablo Casado e Iglesias en la elaboración de sus listas para el 28A. Los socialistas, cambios en el 80 % de las del Congreso y del 86 % en las del Senado. Los populares, sin llegar a tanto, pues también muy significativos. Y Podemos, creando algunas heridas, muchas menos, pero heridas al fin.

Lo de los reajustes se ha traducido en una tormenta que amenaza con dejar efectos devastadores en algunos casos, por mucho que los dirigentes se empeñen en hablar de necesidades de cambio y de rejuvenecimiento.

Porque no es un reajuste que en las listas socialistas no figuren quienes apoyaron en su momento a Susana Díaz, ni quienes no fueron perros falderos de Sánchez. Ni tampoco que en las de los populares desaparecieran todos los sorayistas y marianistas para dejar hueco a los ciegamente entregados. Ni que los díscolos con Iglesias estén desaparecidos. No es eso una renovación. Es una represalia y la venganza de quienes no perdonan las críticas y el criterio propios.

Aznar, Zapatero y Rajoy no se atrevieron a tanto. Pero es la nueva política. Y estos comportamientos implacables de Sánchez, Iglesias y Casado nos dejan dos lecciones. Una, que las primarias, además de resultar incómodas, o acaban en pucherazo o no solucionan las rivalidades. Y dos, que quien la hace la paga; que las deslealtades pasan factura y que hay que ser sumiso al carismático líder. Todo lo demás parece importar poco. Incluidos nuestros intereses y necesidades.