Mis convencimientos son escasos, sin embargo, y pese a las encuestas tezanistas (esa estafa), hay una certeza que proclamo: nunca la socialdemocracia ha tenido a su frente a alguien más intrascendente. Nunca. Por eso me vulnera leer, según algunas proyecciones, que Pedro Sánchez puede ganar las elecciones. No me lo creo. Resulta inverosímil. Porque en estos ocho meses de Gobierno hemos conocido el delirio, desde la dimisión exprés de dos ministros a la ministra (¡de Justicia!) que felicitaba al comisario Villarejo por edificar el concepto de la «prostitución espía» o se jactaba de contemplar a compañeros de la jurisprudencia yéndose por los caminos de las izas y rabizas. Deplorable. Hemos visto cómo se cedía ante el separatismo e, incluso, conocimos 21 puntos que el Gobierno estaba dispuesto a negociar. Nunca las instituciones han sido más atacadas. Nunca ha presidido España alguien como Sánchez. Por lo tanto, las encuestas de Tezanos, son ficción. Las otras, veremos.
Dicho esto, digo también que Casado debería centrarse. Y lo digo en todos los sentidos. Centrar su discurso político y su imagen o modos de comunicar. Habla demasiado: como si estuviese participando en un concurso en que gana el que más dice en menos tiempo. ¿Quién lo asesora? ¿Quién está detrás de este continuo empeño de pisar charcos cuando no llueve? Yo no discuto la valía de Casado, pero estoy seguro de que el candidato en que todos pensaban cuando hubo que suceder a Rajoy estaría cerca de la mayoría absoluta en las elecciones del 28 de abril. No me cabe duda. Porque a Sánchez, tan flojo, un político a la vieja usanza (con experiencia, rigor y sosiego) se lo comería en trocitos.
Casado está a tiempo de rectificar. Puede hacerlo. Dos meses es mucho tiempo en política. Solo debe ser sencillo, para empezar y por ejemplo, quitarse esos señoritingos cuellos redondos de su camisa. Después, hablar mucho menos. Y, como dije arriba, centrarse.
En primer lugar ideológicamente, porque cuanto más se acerque a Vox, más crecerá Vox y más decrecerá el PP. En segundo lugar, centrar el mensaje. Con uno basta: mejorar la economía y la vida de la gente, de las clases medias, de los autónomos y de los pequeños empresarios. Bajar impuestos. Subir los sueldos más bajos. En la economía, ganará. En el resto, tira piedras contra su tejado. Y digo que ganará ahí porque la gente debe ver que si Sánchez continuase, gobernando con el independentismo, España se iría de nuevo al pozo. En principio, su gran Gobierno Frankenstein dejará un agujero presupuestario de 16.000 millones. Es solo el comienzo. Este es capaz de devolvernos a las peores etapas de nuestra historia. Por eso España necesita un líder sin cuellos redondos, cercano, sencillo, claro, sereno. Céntrese, señor Casado. Ganará usted y ganará España.