Apunta mi nombre

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Alessandra Tarantino / POOL

24 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Esa narración sobre el psiquiatra compostelano que abusaba de sus pacientes resume la historia universal de la infamia. En el capítulo de ayer Xurxo Melchor narra el trance de María, cómo el doctor le introducía la lengua en su oreja y cómo todo sucedía al fondo del pasillo. Más que el dolor que algo te inflige, lo que machaca es percatarse de que el mundo continúa rodando. Por eso a veces hablar es tan terapéutico y la palabra un camino hacia la liberación. Reconcilia esa corriente de empatía por la cual una víctima protege a las siguientes. Ventilar una intimidad dolorosa para evitársela a las que vendrán después. Es una catarsis como la de los abusados por curas que un día empiezan a hablar y descubren el alcance de su daño. Porque lo que no se cuenta no existe. Lo que no se manifiesta, no sucedió. Lo saben bien quienes promueven la ocultación y el silencio, ese schiiiii que todo lo cubre.

A veces el paso adelante es preventivo. Autoseñalamientos colectivos para formar trenes de borrascas demasiado grandes para ser derribados. Miles de mujeres se inculparon cuando el aborto era ilegal. Algo así ha brotado en estas horas después de comprobar que Vox empieza a pedir listas de personas. Listas negras para ir marcando desafectos. Esta primera es personas que trabajan contra la violencia machista. Los de ultraderecha dicen que se han colado personas sin cualificación, lo que evidencia qué retorcidos pueden ser los malos. Frente a la lista, se ha creado una etiqueta, «apunta mi nombre». Además de a Vox, hoy también le vamos a mandar nuestro nombre bien apuntadito al papa. Esa frase suya, «todo feminismo es un machismo con falda», duele como un bofetón por lamentable y por incorrecta. Lo mínimo que hay que pedirle al enemigo es que se conozca las cartas.