La regeneración, traspapelada

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

31 ene 2019 . Actualizado a las 07:53 h.

Qué hay de la corrupción, señor presidente del Gobierno? Se lo pregunto, porque una persona de su mismo nombre presentó una moción de censura contra don Mariano Rajoy después de la sentencia del caso Gürtel y porque le parecía intolerable la corrupción que habíamos soportado durante los últimos años. Su candidatura a la presidencia aparecía así marcada por el impulso ético de una cruzada para limpiar España. Pasaron los meses y casi no se volvió a hablar de corrupción. No hubo escándalos nuevos, salvo algunas cosillas de la Comunidad Valenciana porque el PP ya no gobierna. La preocupación social por esa lacra desciende levemente entre los grandes problemas que se confiesan en las encuestas del CIS. Mano de santo la llegada de Pedro Sánchez al poder.

En medio de ese estado de felicidad aparece el informe anual de Transparencia Internacional y dice que no hemos mejorado prácticamente nada en percepción de la corrupción en nuestro país. Quiero ser justo; el informe es del año 2018 y al señor Sánchez solo le corresponden siete meses de responsabilidad. Hasta mayo ni siquiera soñaba con verse tan pronto en el palacio de la Moncloa. Por tanto, la situación de España en el ránking -puesto número 20 entre los 28 Estados miembros de la Unión Europea- es mala, incluso deprimente, pero la responsabilidad política no es toda suya: la comparte con Rajoy. Lo que sí le afecta es la advertencia que hace el informe: la prometida regeneración democrática no parece estar entre las prioridades del Gobierno.

Lo está de palabra, porque no hay discurso del poder que no predique la limpieza ética del Gobierno y la perversión de la derecha. Pero, efectivamente, ocho meses después de la moción de censura no se ha presentado una sola medida legislativa que indique que este equipo gobernante va a ser el de la lucha efectiva contra la corrupción. No se hizo nada parecido a un «plan integral» contra ella, según expresión de Silvina Bacigalupo, presidenta de Transparencia Internacional. Se han consumido infinitas más energías en intentar sacar los restos de Franco de Cuelgamuros, con los resultados conocidos, que en elaborar esas normas que el Partido Socialista parecía tener pensadas de tanto como predicó la ética y la transparencia.

Aunque no se robe -no lo sabemos-, la idea de regeneración no es percibida por la sociedad. Y cuando algo no es percibido, hay muchas probabilidades de que no exista. Y francamente: España, con 2.000 políticos procesados o imputados por delitos de corrupción y con un cuñado del rey y un ex vicepresidente del Gobierno en la cárcel, no merece tener la misma puntuación que Letonia. En nuestro país no habrá todavía regeneración, pero tampoco hay impunidad.