¿Existe un «arrepentimiento del 'brexit'»?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

Clodagh Kilcoyne | Reuters

19 ene 2019 . Actualizado a las 16:59 h.

Sabemos ya, más o menos, lo que piensan los políticos británicos sobre el brexit. Pero, ¿qué opina la gente? En los medios se ha instalado la idea de que ha habido un vuelco en la opinión pública, que muchos partidarios de la salida de Gran Bretaña de la UE han cambiado de opinión, que la mayoría quiere repetir el referendo del 2016. Una encuesta publicada el viernes parecería darles la razón: una mayoría reclamaría ahora votar de nuevo y, de hacerlo, la permanencia le sacaría al brexit una ventaja de doce puntos (56 a 44).

Pero, ¿dicen estos números la verdad? No del todo. Las encuestadoras trabajan para medios radicalmente contrarios al brexit y por ello hacen un poco de trampa. Se ha comprobado que si se pregunta al encuestado si está a favor de «tener la última palabra» o de un «voto de la gente» (People’s vote), que es como lo plantean las encuestas, una parte de los partidarios del brexit se muestran a favor, porque el tono de la pregunta es positivo. En cambio, cuando se pregunta por «un segundo referendo» o «repetir el referendo», decrece radicalmente el apoyo.

En cuanto a la ventaja de la que goza ahora, aparentemente, la permanencia en la UE, también tiene truco. No es que muchos votantes se arrepientan de su voto a favor del brexit. Lo que ocurre es que muchos de ellos dicen que no se molestarán en votar si se les obliga a hacerlo de nuevo. De hecho, los estudios detallados muestran que tanto los votantes pro-brexit como anti-brexit se mantienen en su voto de hace dos años con una fidelidad considerable: 83 por ciento en el caso de los primeros, solo ligeramente inferior al 87 por ciento de los segundos.

Repartidos entre partidos

Esto es, en el fondo, lo esperable en un asunto que ha polarizado tanto a la sociedad británica. En general, las preferencias electorales se distribuyen en forma de curva, con la mayoría de la gente concentrada en el medio, por eso los políticos siempre buscan ganar el centro. Pero en este caso la mayoría de los votantes se encuentran concentrados en los extremos. Por eso la estrategia de «buscar un consenso», como proponen algunos políticos bienintencionados, es ingenua: los pro-brexit prefieren una salida sin acuerdo antes que una opción blanda, los anti-brexit solo se conforman con un referendo que asegure la permanencia. No hay posiciones intermedias. El problema para los partidos, además, es que esas posturas sobre el brexit no coinciden con la divisoria izquierda-derecha. Los anti-brexit son minoría entre los conservadores, y los pro-brexit lo son entre los laboristas, pero en ambos casos se trata de sectores lo suficientemente amplios como para no poder permitirse el lujo de perderlos. Los dos partidos están prácticamente empatados en las encuestas y el que decepcione a su minoría disidente puede que sufra una escisión que le aleje del poder durante muchos años. Eso es lo que tiene bloqueados a la primera ministra Theresa May y al líder opositor, Jeremy Corbyn, y al brexit en un estado de parálisis.