Todos peleados

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

31 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Del balance del primer aniversario de la revolución de los señoritos de Cataluña, se está transmitiendo una idea única. La de que el independentismo está completamente roto y sin capacidad para recomponerse. ERC y PDECat ya no se pueden ver. La CUP no entra en los juegos. Puchi está dolido con Torra. Los encarcelados consideran al huido un traidor. Unos y otros marcan distancia respecto a la Crida, el último invento de Waterloo y los que apoyaron la rebelión, decepcionados y percibiendo esa división, empiezan a estar hartos de todo.

Aceptando que el análisis sea correcto, no es completo. Porque la situación no está para demasiadas fiestas en la acera de enfrente donde, por lo que vemos de un tiempo a esta parte, por poner aún no se han puesto de acuerdo en si lo que allí se produjo fue un golpe de Estado, una rebelión, una sedición, o un guateque juvenil.

Cierto que las relaciones entre Junqueras y Puchi no son nada amistosas. Pero no deben de ser peores que las que mantienen Pablo Casado y Pedro Sánchez quien, a día de hoy, aún no nos explicó qué es eso de romper relaciones, como hacen los novietes adolescentes, a propósito de las gruesas palabras del líder popular, o lo que sea. No es mucho mejor la concordia entre Rivera y el propio Sánchez, por no referirnos a las del Gobierno con Podemos, instalado en dar una de cal y otra de arena. La solución al problema catalán los ha enfrentado hasta tal punto que ya les resulta imposible no solo dialogar, sino mirarse a los ojos.

Entendemos mejor que sean numerosas y de gran envergadura las discrepancias entre quienes se comprometieron a llevar a cabo un sueño imposible, que entre los que están de acuerdo en evitarlo. Las dificultades en el camino hacia el paraíso y la evidente frustración por no lograrlo, se antojan más conflictivas. Lo que resulta increíble es que ante un problema de tanta relevancia, nuestros señoritos estén a la greña, pensando más en clave electoral que en solucionar el desaguisado. A ver si no tenemos que arrepentirnos de estos comportamientos irresponsables y mezquinos.