Sin niños

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

28 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El mito de la galeguidade en este 2018 nos convierte en un país vacío. A los símbolos habituales se ha venido a unir el del territorio abandonado, con pueblos sin personas como en una distopía nuclear y niños que atraviesan montañas al alba para ir a la escuela. En muchas parroquias de Galicia la vida social se teje en los tanatorios, el único negocio pujante en zonas de Ourense y Lugo. Hay kilómetros y kilómetros de vacío, de hueco, de desierto, la consumación de una estampida social que aventura un futuro inviable.

La noticia de ayer es que andamos en el peor saldo demográfico desde 1941, un año en el que todo pintaba estupendamente bien para tener hijos, como se puede entender.

Los políticos han creado ya sus comisiones y sus foros, posan en las fotos muy preocupados por las arenas movedizas sobre las que vivimos y manotean estrategias para que un niño nazca al fin en la tundra gallega. La muerte por inanición humana de este territorio coincide con miles de muertos que sucumben en el mar cuando tratan de entrar en Europa y no pueden, pero esta pequeña contradicción la dejamos para otro día.

Porque mientras la fanfarria política se hace cruces intuyendo que no va a haber cristo que nos pague las pensiones, mientras dedican horas a sus comisiones y sus reuniones, las políticas que demostrarían un compromiso real para desactivar la bomba demográfica brillan por su ausencia. ¿Cómo es posible que en esta Galicia sin niños, en este país de tanatorios y esquelas falten pediatras y guarderías públicas? Menos comisiones y más decisiones.