El «CIS...garabís»

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

EFE | Juan Carlos Hidalgo

26 oct 2018 . Actualizado a las 09:36 h.

¡Ay, si las encuestas del CIS siguieran siendo la Biblia demoscópica, como antaño! Si las encuestas del CIS siguieran siendo la Biblia, algunos políticos españoles estarían al borde del suicidio y muchos analistas estarían (estaríamos) pidiendo la baja por depresión. Estaría al borde del suicidio, por ejemplo, don Pablo Casado, bajo cuyo mandato el Partido Popular se hunde todavía más en la intención de voto de los españoles.

Y los analistas de la depresión serían todos los que ven en este gobierno la encarnación de todos los males, la torpeza convertida en norma, la bisoñez como nota distintiva e incluso la maldad de intenciones.

La encuesta que hoy se publica sorprende más que encontrar un nido de velutinas en el cuarto de baño. Según sus datos, el Partido Socialista gobernante merece un amplísimo y creciente margen de confianza. Las faltas de coordinación y los episodios de ministros en la picota han sido disculpados. Su presidente es creíble y llena de satisfacción a los votantes. Su tesis doctoral pasó por él sin romperlo ni mancharlo. No hay descontento social visible ni ningún tipo de desencanto.

Y así, hoy el PSOE está a ¡trece puntos de distancia! del PP. Todo un prodigio de rapidísimo crecimiento del respaldo popular.

Al tiempo, Ciudadanos es ya el gran partido del centro-derecha, que da el sorpasso al PP. La ciudadanía respalda la dureza de su discurso, su giro ideológico e incluso sus coincidencias con el PP; sorprendentemente, lo que castiga en el partido de Pablo Casado.

Debe ser que, puestos a descalificar al gobierno y ser muy agresivos con Cataluña, Ciudadanos critica mejor. Pero, en todo caso, si el CIS dice la verdad, estamos ante una revolución en la derecha, que cambia de siglas y de líder: lo nunca visto desde la refundación de Aznar en el siglo pasado.

¿Y qué me dicen de Podemos? Su pequeña subida no es suficiente para sacarlo del cuarto puesto, a pesar del protagonismo de Pablo Iglesias y su aparente socialdemocracia.

Si no fuese por el respeto que merecen los técnicos del CIS, podría decirse que esta encuesta parece amañada para dar moral a la izquierda, que aparece dominante en su conjunto, y desmoralizar, acongojar, a los aspirantes. Lo triste es que no tiene credibilidad entre los sociólogos, que no encuentran lógico que en la cocina se desprecie, por ejemplo, el recuerdo de voto y sostiene que Tezanos inventó un sistema que siempre favorece al PSOE. Yo no puedo opinar, porque no soy sociólogo, y lo mismo esta encuesta es un fiel retrato del país. Pero sí puedo decir que a efectos de credibilidad profesional, el CIS ha dejado de ser la gran autoridad demoscópica. Hoy, como dice Javier González Ferrari, es «el CIS... garabís».