Los mismos que ahora se apresuran a exigir la aplicación del 155, el 156 y hasta el 157, no han dicho por qué nos ocultaron un devastador informe sobre la educación en Cataluña. Los que se muestran como únicos defensores de la Constitución no nos han explicado por qué no cortaron de cuajo esos manuales educativos catalanes que contravienen principios constitucionales. No lo han hecho, ni lo van a hacer porque son ellos los que deciden qué asuntos nos interesan.
Este periódico recogía una información francamente preocupante. No porque nos descubriese las irregularidades de la educación en Cataluña, sino porque aclaraba que PP y PSOE mantuvieron oculto y no movieron un dedo al conocer un informe de la Alta Inspección del Estado sobre el «adoctrinamiento» nacionalista que le fue entregado al entonces ministro Méndez de Vigo, por haberlo encargado, y que no llegó a las manos de su sucesora Celaá porque se perdió por los pasillos que es donde se pierden los papeles que no interesan. Pero aun más, la actual ministra ha dicho que entrar en esos asuntos sería una «censura previa», que resulta que es anticonstitucional.
Así que con el beneplácito de unos y otros, los niños que residen en Cataluña, estudian la persecución de España hacia su territorio, no hablan del rey ni del Congreso, saltan directamente de la Generalitat a la ONU, ignoran la presencia catalana en España, que es la responsable de todos los contratiempos que allí acontecen y se enteran de los negocios de Bárcenas, la Gürtel y la Púnica, pero no de los de la familia Pujol.
Nadie nos ha explicado por qué, ni los anteriores ni los actuales, decidieron ocultar tal informe, ni tampoco por qué no actuaron, al margen de la tontería de la «censura previa» de la ministra.
Partido Popular y PSOE que están que no se soportan, caminan cogidos de la mano como una pareja de enamorados cuando los asuntos pueden dañarlos. Y guardan silencio como dos tortolitos que han sido pillados dándose un revolcón.