Otro jarro de agua fría

Begoña Íñiguez

OPINIÓN

10 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El anuncio por sorpresa, el pasado lunes, de la aerolínea lusa TAP de que suprimía los vuelos diarios desde A Coruña y Vigo a Lisboa desde el 28 de octubre ha caído como un jarro de agua fría sobre los numerosos usuarios a un lado y otro de la frontera, entre los que me encuentro, que utilizamos con frecuencia dichas conexiones desde que comenzaron a operar regularmente en el 2016. Además, el anuncio ensombrece las ya de por sí malas comunicaciones ferroviarias entre Galicia y Portugal.

El expresidente de la TAP, Fernando Pinto, confirmaba en una entrevista a La Voz, en septiembre del 2016, la importancia de los vuelos con Galicia, «no solo para los portugueses o los gallegos que residen en Lisboa, sino como punto de partida o de destino para los viajes transoceánicos a Brasil y EE. UU. que operan desde Lisboa».

Fue en el 2016 cuando la TAP aumentó sus vuelos con otros aeropuertos españoles desde Lisboa y Oporto, y comenzaron a estudiar la posibilidad de establecer una nueva conexión, entre Santiago de Compostela y Lisboa, por el gran aumento del número de portugueses que peregrinan a Compostela.

Dos años después, con otra administración, presidida por David Neeleman, y otras prioridades, centradas en nuevos destinos europeos e intercontinentales, como un vuelo directo de la TAP a Pekín desde Lisboa, y el aeropuerto de Oporto creciendo en detrimento de los de Vigo, Santiago y A Coruña, Galicia se queda sin vuelos directos a Lisboa por una mera cuestión económica y de estrategia empresarial. ¿Si tan importante es Galicia para Portugal, y viceversa, por qué no se hace algo ya desde el poder político, a un lado y al otro de la frontera, para revocar esta decisión tan negativa?