Estimado doctor Vela

Cristina Sánchez Andrade ALGUIEN BAJO LOS PÁRPADOS

OPINIÓN

05 sep 2018 . Actualizado a las 07:39 h.

Si no lo hizo ya, párese a pensar. Ese bebé se hizo niña y con el tiempo, mujer. Y un día, tomó conciencia de su verdad: usted la regaló a su madre adoptiva aconsejando a esta, unos meses antes, que simulara un embarazo con unos cojines. Como todas las personas (bueno, como casi todas), esa mujer tiene un corazón y es sensible. Si no lo entiende, piense en cómo reaccionaría su propia hija -esa que ahora empuja la silla de ruedas para llevarle a testificar y que le pone cariñosamente la rebeca por los hombros para que no coja frío-, si de repente descubriera algo así. Piense en cómo se sentiría. Quisiera hablarle de todas las personas que sí son verdaderamente generosas y desinteresadas, si es que alguna vez estuvo convencido, como le dijo a la madre adoptiva, de que actuaba así por generosidad, a cambio de un favor que esta le hizo.

Pero ni quiero que esta carta se convierta en moralina ni creo que sirva para nada. Solo quiero decirle una cosa: si en lugar de irritarse al oír hablar de «bebés robados», de poner cara de ancianito que no ha roto un plato en su vida (en esto, usted y la difunta sor María, son verdaderos especialistas) y de negarlo todo, siente que nace algo en su corazón y que llega a su conciencia en forma de reproche o remordimiento, pida perdón a la mujer que ahora le demanda, que no necesita otra cosa. Al fin y al cabo, señor Vela (y ahora me va a permitir, pero le quito el título de doctor), por muy mal que se le den las cosas, ¿qué cárcel va a cumplir usted a estas alturas de la vida?