La chequera de Cristina

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

26 ago 2018 . Actualizado a las 09:40 h.

Viendo estos días a Cristina Kirchner entrando en el Senado argentino con el peronismo, esa especie de Medusa donde caben ricos y pobres, ladrones y robados, hundiéndose una vez más, me viene a la cabeza, no sé por qué, El libro de Manuel, de Julio Cortázar, que leíamos cuando teníamos diecisiete años como si lo hubiéramos encontrado en un desván. Los argentinos han sufrido mucho, pero no por los ingleses de las Malvinas, o por los franceses de la Rusia futbolera. Los argentinos se hacen daño ellos solos. Cortázar residía en Francia para trabajar, pero sobre todo para vivir, porque en su tierra, los escritores -y los lectores- eran masivamente asesinados. Algunos analfabetos también. Yo que leía a Cortázar y a Sábato y al pobre Haroldo Conti, vi al primero de los tres en 1981 en Madrid, en un acto a favor de las víctimas de la dictadura. Recuerdo que aquello a la organización se le fue de las manos, y donde se esperaban doscientas personas, aparecieron dos mil. Y recuerdo que la cabeza de Cortázar, debido a su gran altura, sobresalía por encima de la muchedumbre en la plaza de Colón. Nosotros, los adolescentes, veníamos de beber grappa con él en las buhardillas de París, y de cebar eternos mates mientras escuchábamos el saxo del perseguidor. Éramos íntimos amigos de aquel lejano gigantón que ya habíamos visto charlando apacible con Soler Serrano en nuestra televisión. A mí, que paseé por el parque Lezama con Sábato y Carlucho, me da mucha pena todo lo perdido en medio del horror.