Los aberrantes pedófilos

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

16 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua española, aberrante es una cosa que se desvía o aparta de lo normal. En los tiempos que corren, saber a ciencia cierta qué es lo normal no resulta fácil en según qué ámbitos, pero en otros no cabe duda, cuando se aplica el sentido común, claro. Todo aquello que atenta contra la salud e integridad física y moral de una persona se desvía de lo normal porque está mal, porque se le perjudica, se vulneran sus derechos y se atenta contra los principios que sustentan nuestro estado de derecho.

Hay multitud de vulneraciones tipificadas legalmente, pero hay comportamientos que, incluso, van más allá de lo que podemos considerar incorrecto, nocivo, delictivo o, simple y llanamente el mal, para los que los epítetos se quedan cortos, porque van contra natura.

Son comportamientos absolutamente aberrantes y reprobables más allá de lo que recoge la ley: como la pedofilia y los abusos a menores. Comportamientos contra natura que alcanzan el nivel máximo de repulsión, como los dos que han saltado a la primera página informativa en los últimos días. Porque, ¿cómo se puede siquiera calificar a esa madre alemana que, no solo consintió, sino que incentivó los abusos a su hijo prostituyéndole ella misma? ¿Acaso no va contra la naturaleza el que una progenitora, la que se supone debe proteger a su retoño contra todo mal, sea la que vende a su hijo por Internet?

Doce años de condena parecen pocos frente a los traumas con los que a buen seguro tendrá que vivir el pequeño lo que le resta de vida.

Traumas como los de las víctimas infantiles de otro pedófilo, en esta ocasión rumano, detenido en Madrid tras identificarle por los vídeos que grabó y colgó en la red oscura. Aberrantes vecinos cuya maldad acecha agazapada como el lobo de los cuentos infantiles.