Ojalá sea Bélgica

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Sebastião Moreira

08 jul 2018 . Actualizado a las 18:39 h.

Por el chocolate belga. Por la belleza de Brujas y su canal verde. Por Lieja que dio a luz a ese genio que es Georges Simenon. Por Tintín y Milú que nos hicieron tan felices de niño todos esos días enfermo en cama. Por mi ahijada y por Poirot. Por mil razones y sentimientos. Pero sobre todo por el balón. Bélgica ha sido la única de las que quedan que ha jugado al fútbol, que tenía un plan y un equipo seductor. Un once excelente con un buen banquillo y un seleccionador que conoce su trabajo. Sufrieron ante los infatigables tamagochis japoneses todo y más. Pero le dieron la vuelta al ridículo.

Tumbaron a Brasil al límite, otro once aseado y futbolero en este mundial del revés. Frente a la mejor Brasil, que es la de Coutinho, (patético Neymar de piscina en piscina), solo les salvó Courtuois, pero los porteros también juegan (o no, como nuestro De Gea). La pena es que el cruce de semifinales huele a entierro. Francia es una selección muy sólida. Aburrida, pero resolutiva. Un ordenador al que los belgas tendrán que hackear. Esa fortaleza es justo lo que más puede dañar a esta Bélgica alegre de tres centrales y de un interesante grupo de jugadores verticales, que arriesgan, que buscan el daño del gol. Uruguay sin su dúo de pistoleros, sin Cavani, no tenía chance ante Francia. Y así fue. El mérito del paisito terminó contra los galos. Griezmman y los suyos comparecieron para certificar la defunción. Otro encuentro para el olvido en este campeonato maldito.

No estamos viendo un mundial. Este torneo es una lucha entre Santas Compañas, duelos de zombis. Los grandes jugadores se han arrastrado por el campo reventados como están de miles de minutos por los partidos jugados durante el año. La FIFA solo quiere hacer caja. Y encima amenaza con una extraña Liga de las Naciones, cuyo sistema de competición no le entiende ni Einstein resucitado. Apenas el España-Portugal, el Japón-Bélgica o el Bélgica-Brasil se han jugado a ritmo de Champions. La Champions, al lado de este mundial, es como ver un partido frenético de la NBA y luego ponerse otro a cámara lenta de la ACB. La Champions es espídica, donde este mundial es bostezo, soporífero. La FIFA por esta ruta de la somnolencia va a hundir a las multinacionales de los fármacos para dormir. Ese Francia-Bélgica del martes puede ser lo poco que queda para disfrutar. Por el otro lado, Inglaterra mató a cabezazos a Suecia. Los suecos no se creen ni ellos haber llegado tan lejos con tan poco. Como los rusos. El anti fútbol de los de Putin hace sangrar por los ojos. Croacia salió vestida de negro. Menos mal que el luto era por Rusia.