Primarias al sol

Pedro Armas
Pedro Armas EN VIVO

OPINIÓN

03 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las primarias del PP no son primarias, son un brindis al sol. Los académicos, partidarios de las metáforas, dicen que un brindis al sol es una fanfarronada, una fanfarria, que tiene que ver con la jactancia y la petulancia, a menudo sustentada sobre la nada. Los ecologistas, partidarios de la energía solar, creen que un brindis al sol es un homenaje al astro rey. Sin embargo, los del PP, partidarios de la fiesta nacional, saben bien que un brindis al sol es expresión taurina. El torero malo, pero espabilado, brinda el toro a los del tendido de sol, porque sabe que son menos entendidos que los del tendido de sombra, y de ellos es fácil obtener el aplauso y hasta la petición de las dos orejas y el rabo, aunque la faena haya sido mediocre. En la plaza decide el presidente, según los usos y costumbres. Menos mal que fuera decide la gente, harta de faenas y de brindis al sol.

No se trata de si la tauromaquia es cultura o incultura, ni siquiera si los del PP tienen cultura o incultura de primarias. Es obvio que estaban habituados al ordeno y mando, al dedazo del presidente de turno. No obstante, cuando aprobaron este sistema de elección de líderes en el último congreso del partido, lo hicieron como un brindis al sol. Nunca pensaron que un año después tendría la repercusión que tiene, con media docena de diestros clavando banderillas mientras aún van haciendo el paseíllo. Todos disimulan que son diestros muy de diestras. Todos disimulan templanza, aunque están aterrados por la posibilidad de que les toque un toro negro zaíno, de nombre Gürtel, de comportamiento irascible y lidia imprevisible.

Los del PP han presumido de poder llenar todas las plazas de toros de España con sus 800.000 afiliados, apuntados, inscritos o militantes y de poder organizar las primarias más participativas, democráticas y regeneradoras. Han minusvalorado los 150.000 que votaron en la elección del secretario general del PSOE o los 190.000 que opinaron en Podemos sobre el chalé de Galapagar. Era otro brindis al sol. Al final, en las primarias del PP podrán participar menos de 70.000 anotados y, en una segunda vuelta durante el próximo congreso del partido, podrán decidir solo unos 3.000 compromisarios a quién prefieren entre los dos diestros más diestros.

Llámese ley de rendimientos decrecientes o reducción al absurdo. Utilizando un censo con escasos censados, las primarias son un brindis al sol, un brindis correcto, políticamente correcto, pero inútil. Las primarias, si no son procedimientos orgánicos que permitan elegir líderes sociales, son experimentos con gaseosa. En las primarias, para escoger un líder con respaldo social, han de participar, junto a miles de militantes, millones de afines, simpatizantes, residentes y transeúntes. Y, aun así, las primarias no son más que una foto, a veces desenfocada, de la situación política. Por ejemplo, en la segunda vuelta de las primarias socialistas francesas votaron más de dos millones; Hamon consiguió seis de cada diez votos; Macron, antiguo compañero socialista reciclado como centrista, lo barrió en las urnas. Una cosa es ser líder orgánico y otra ser líder social. Al PP esto parece no importarle. Celebra primarias al sol, con mucha gente ya de vacaciones.