La portada del «Time»

OPINIÓN

28 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando una portada se explica por sí sola, cumple a las mil maravillas su cometido. La revista Time lo ha bordado en su último número: Trump frente a un niño migrante que llora. Cuando se utiliza para enjaular niños, cerrar fronteras a los hambrientos con muros y concertinas, encarcelar a quienes son solidarios con los que se juegan la vida para cruzar esas fronteras, despreciar los derechos universales de todo ser humano, entonces el poder es un ejercicio de iniquidad desbordante que se cae al abismo de crimen contra la humanidad.

Siempre habrá quien refunfuñe con mala baba que primero hay que mirar para los de casa, sin darse cuenta que no hay más casa que una, la Tierra, que es de todos y para todos. Donald Trump y Matteo Salvini, aparte de simples, son malos. Si Estados Unidos y Europa expolian con malas artes las ingentes riquezas naturales de Sudamérica y África, malmetiendo en no pocas ocasiones en medio de las rivalidades entre etnias para arrimar el ascua a su sardina y así ejercer con mayor impunidad y eficiencia su codicia, y ya de paso vender las armas que fabrican la industria militar norteamericana y europea; luego no nos podemos quejar por que los sudamericanos y los africanos pobres, desposeídos y maltratados por los cuatro jinetes del apocalipsis viajen hasta nuestros territorios en busca de esa paz y esa felicidad a la que tienen derecho y que nosotros les estamos robando.