Se queda en casa y en el 2020 ya veremos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

19 jun 2018 . Actualizado a las 08:14 h.

Para que un madrileño entienda a un gallego hacen falta un millón de intérpretes. Para los tertulianos, por ejemplo, que creen que el mundo acaba en la Castellana, nosotros somos marcianos. Ayer habrán sufrido escuchando el discurso pausado de Feijoo para, hacia el final, soltar la bomba G, la de su compromiso con los gallegos que le dieron la mayoría absoluta, la única que hay en España, hace apenas dos años.

No me extraña que haya tardado en decidirse, aunque estuvo bien aconsejado. Nadie quiere entrar por su voluntad en Supervivientes para que lo devoren las pirañas. Encima ese primer paso no garantizaba nada y Feijoo va a seguir siendo político dentro de dos años, cuando termine su contrato actual con Galicia y sus electores. Ahora mismo el camino de Génova a Moncloa no es incierto, directamente no existe. Ese trayecto es peor que el de Messi cuando va a tirar un penalti con Argentina. Es un salto al vacío.

El PP es una multinacional del voto, pero con la marca a la baja por la corrupción y por ciertos desplantes que han calado hondo en la sociedad española. Feijoo tiene lo más importante en un político: lo que dice parece que es cierto. Es como una buena novela: te la crees. Ese aspecto de credibilidad ha sido reforzado de forma poderosa con sus palabras desde ese jardín de Compostela.

El asalto a la política nacional solo le iba a traer disgustos, a multiplicar rencores y odios. Toneladas de ponzoña y veneno. En el supuesto de que hubiese logrado el trono de Génova era tanto lo que le quedaba para llegar al kilómetro cero de la Moncloa que el presidente de la Xunta se ha tenido que sentir estos días como Hamlet hablando a la calavera de Yorick. Como el pensador de Rodin, rumiando su reflexión hasta ayer a las ocho de la tarde. En prime time, como los grandes y compitiendo con Harry Kane y el horario del Inglaterra-Túñez, Feijoo no se lanzó a una piscina donde no hay mucha agua, salvo en las zonas acotadas para mayores. Desde luego son pocos los que piensan en la papeleta del PP que tengan menos de cuarenta años.

Al cumplir Feijoo con su tierra y sus paisanos, además pone en valor la periferia, no todo es el puente aéreo Madrid-Barcelona, como señaló con talento. Con candidatos mellados, Cospedal por ver y la amenaza de Soraya, que, con Cataluña, no lo pudo hacer peor, el escenario que se abre ahora en el PP es todavía más terrorífico.