Hablemos del rural

Venancio Salcines
Venancio Salcines FIRMA INVITADA

OPINIÓN

03 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ser humano es una especie débil y, a diferencia de otros, que en su ADN tienen marcado su destino, por ejemplo, las hormigas obreras, nacemos en el caos. A pesar de ello, somos especie dominante ¿Cómo? Por nuestra capacidad para crear constructos sociales. Hemos sido capaces de forjar civilizaciones y, con el tiempo, cambiarlas. Idolatramos, en la Persia anterior a Cristo, las sociedades jerarquizadas y hoy, en el siglo XXI, peleamos a muerte por la igualdad de género. Estamos permanentemente diseñando las líneas sobre las que se construirá el futuro, por ello, un silencio es más que un olvido, es una línea que no se va a escribir. Y la condena de Galicia, y también de España, es que las ciudades están escribiendo el destino del rural. Y lo hacen bajo un mensaje paternalista, cuando no supremacista: «Yo sé lo que necesitas», discurso que agarra fuerza al cabalgar sobre los silencios de aquellos que viven en el campo. Hoy es correcto y hasta necesario que el rural esté en la calle. Y debe estar para explicar que, con las actuales reglas de juego, se muere ¿Lo duda? Toca redefinirlo, devolverlo a su esencia. Toca hablar de discriminación fiscal positiva y, en ese sentido, Galicia ha dado pasos importantes, pero no llega, hay que llevar el debate a Madrid. Toca hablar de una nueva gobernanza del Medio Ambiente, la actividad del rural no puede depender de la subjetividad de un funcionario. Toca hablar de mutualización. Lo que es bueno para todos lo pagamos entre todos. Toca hablar de polígonos forestales y de tierras abandonadas. De estos y otros temas, muchos ya en la mesa de trabajo de las Consellerías de Medio Rural, Industria o Medio Ambiente, toca hablar. Pero lo que más toca es gritar que el rural es Galicia y no para que lo escuche la Xunta, que también, sino para que lo oigan en las ciudades. Ahí es donde debe retumbar este grito de libertad.