¿Consiente usted?

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

24 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Probablemente, en el último mes y medio ha recibido una avalancha de correos electrónicos pidiéndole permiso para poder seguir enviándole correos electrónicos... Mañana entra en vigor el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo y el consentimiento expreso es una de las novedades que incluye esta norma. Administración, empresas y organizaciones de cualquier tipo tendrán que acreditar que el ciudadano les ha autorizado a tratar sus datos, lo que incluye conocer, registrar y mandar documentos, publicidad o cualquier información a nuestra dirección de email. Hasta ahora bastaba con que añadieran la clásica coletilla de «su información será incluida en nuestros ficheros si no se opone en el plazo de 30 días».

El consentimiento explícito ya se aplica en algunos casos (por ejemplo, cuando contratamos un seguro de coche por teléfono) grabando la conversación, por eso nos advierten previamente. Pero a menudo, y sobre todo si es un trámite en papel o por Internet, nos exigen que desmarquemos una casilla o dan por supuesto que autorizamos a utilizar nuestros datos si no respondemos. Eso ya no será posible, salvo contadas excepciones que afectan a las entidades públicas y sus competencias legalmente atribuidas, así como la persecución del interés general y público.

El RGPD también reconoce derechos como el de acceso, rectificación, cancelación o supresión de datos, el derecho a la portabilidad y a la limitación del tratamiento y el derecho al olvido, por el cual cualquier persona se puede dirigir a un proveedor de Internet que utilice medios de búsqueda y solicitar la retirada de informaciones o referencias perjudiciales que puedan encontrarse. Quienes lo incumplan se exponen a sanciones muy superiores a las que había, que pueden llegar hasta 10 o 20 millones de euros o el 2 % o el 4 % del volumen de facturación de la compañía responsable.

Así que cada vez queda menos margen para escandalizarse porque Google, Facebook y otros utilicen nuestros datos en su propio beneficio, o los vendan a terceros. Estamos en el 2018 y pensar que usamos esos servicios sin tener que dar nada a cambio ya no cuela. Si consiente, ya sabe a lo que se expone.